jueves, 5 de marzo de 2015
LIGERO DE EQUIPAJE
LIJERO DE EQUIPAJE
Me han asegurado los que me vieron nacer, salir del vientre de mi madre, que estaba desnudo, que no traía más que grasas y desechos del interior del lugar donde durante nueve meses estuve alojado. ¿Sabes que...? que me lo creo. Yo he visto nacer a mis hijos y llegaron igual que yo, desnudos y sucios, lo de sucios es entrecomillas. Esa es una buena razón para pensar en todo lo que uno puede hacer durante su vida, si quiere ser una de esas personas sencillas, que se complacen con su trabajo y sencillamente viven para cubrir sus necesidades, o comenzar en cuanto se despiertan determinadas cualidades, a explotarlas de forma tal que te hagan perder el punto de vista de lo auténtico, de lo más valioso de la vida, la propia vida en sí.
Desde chico me enseñaron, que por la vida hay que andar ligero de equipaje, que los excesos matan aprisa, y esos crean cada vez más y más inquietud, de manera que las inquietudes apresuran el descenso a la tumba. A medida que han pasado los años, amigos y otras personas que han observado cómo camino por la vida, me dicen que es necesario tener ambiciones, ser un poco más cada vez, no repruevo este modo de pensar, sin embargo es fácil caer en trampas innecesarias al querer ser un poco más ambicioso. Te puede convertir innecesariamente en una persona sin escrúpulos, dependiendo del grado de responsabilidad que llegues a tener, te puedes transformar en un tirano.
Maarco Aurelio se consideraba a si mismo como alguien que dudaba de lo que había llegado a ser. ¿Cómo me recordará la historia...? decía de si mismo en sus Meditaciones. No es extraño pues, que si en el caso de un poderoso Cesar de Roma esas preguntas lo inquietaran, ¡cuanto más a nosotros que somos simples obreros de una colonia que está construyendo una Tierra ideal en la que vivir!.
Lo cierto pues, es que es mejor viajar lijero de equipaje, sin cargas adicionales que condicionen nuestra andadura por esta corta vida que nos ha tocado. Cuando comenzamos a saber como vivir, ya nos llega la hora de morir. Una realidad inapelable, un principio esperanzador si se sabe plantear como antes hemos descrito, de otro modo nuestro camino será mucho más lento, más pesado y angustioso.
Andar ligero de equipaje es desde este punto de vista la mejor de las virtudes que los humanos nos podemos plantear para vivir más y mejor.
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