sábado, 28 de marzo de 2015
EL AGUA AL CUELLO
EL AGUA AL CUELLO
Estaban en un momento dulce de la vida cuando llegó el desastre, la empresa hizo una reducción de plantilla, los economistas comenzaron a hacer criva de personal, nadie imaginaba que iba a ser él que fuera llamado al despacho para proponerle un trato económico, que lo elejaría de sus pretensiones de llegar a ser encargado de personal. Otros se alegraron de no ser ellos los escogidos a dedo para ser hechados a la calle. Bufff, pensaba que me llamarían a mí, dijo uno de ellos, como pretendía el mismo puesto...
El caso es que la empresa quiere economizar de la forma que sea, a la gente a la que se le paga mejor, es a los primeros que querían escamparlos, el asunto es que no se pararon a mirar las circunstancias personales del individuo en cuestión. La empresa hace sus números mediante los economistas y punto, recomiendan a este hay que darle puerta, y allá que vas. Claro, te dicen que lo sienten, que agradecen el trabajo que has realizado durante veinte años en la firma, que le reconocen que sin él la empresa no se hubiera podido expansionar nacional e internacionalmente, que por eso han propuesto a la direción una remuneración excepcional. Te vamos a dar aparte de la liquidación ochenta y cinco mil euros y un viaje de diez días a las islas Canarias.
Vaya tocada de huevos... ¿Y ahora cómo acabo de pagar la hipoteca que tengo de la casa? con lo que me dan no me llega, y hasta que encuentre otro trabajo... ya me explicarás. Su mujer que trabaja en una gestoría ¡se ha puesto de contenta...! vamos que sin comerlo ni beberlo y hasta nueva orden, el ejecutivo va a tener que dormir en otra habitación. Fracasado, eso es lo que eres, un fracasado. Derrama pura compasión la parienta, ¡cuanta ternura y comprensión!
Las cosas como sean, también pudiera haber sido al contrario, que la hubieran hechado a ella de la gestoría, pero seguro que él no la habría enviado a dormir a otra habitación, obviamente, vamos digo yo, no sé. él por lo menos quería ser escuchado, pero ella solo le ha dejado explicarse a grandes rasgos, ahora sabe, que no puede contar con determinadas cosas que tenía presente hacer scon el sueldazo de su marido. Hay que cambiar el lugar de vacaciones y dejar la casita de la playa, no se puede mantener. Reducir gastos y dejar de codearse con los pijos con los que solía merendar en el club de golf, vamos un giro total de estilo de vida, pero eso se puede maquillar diciendo a los amigos que ya se han cansado de ir de vacaciones al mismo sitio. Ahora viajarán por el mundo, como si no se fueran a enterar más temprano que tarde, que tardarán poco, en estar en la ruina.
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