AGUA MARINA
Así eran sus ojos, del color del
agua marina, un color extraño, difícil de definir, ojos que quiero pensar que
desde el infinito, todavía bailan conmigo, con nuestras mejillas pegadas la una
a la otra, susurrándonos al oído que nos queremos, que nos ha llegado el tiempo
de estar separados y sin embargo más unidos que nunca.
Nado en las aguas de esos ojos
tuyos que tantos momentos placenteros me han proporcionado, que tantas veces
han llorado de felicidad y en ocasiones de amargura. Los ojos expresan todo lo
que eres, lo más cercano y más lejano que uno puede estar de hallar lo deseado,
cuántas veces he deseado meterme dentro de esas aguas profundas sin poder lograrlo.
Sé, me lo hiciste saber en una ocasión mientras nos amparaba la luz de la luna,
que estabas enamorada de otra persona, y el caso es que no me extrañó en
absoluto. ¿Quién que te mirara fijamente no iba a enamorarse de esos ojos
tuyos?
Para entonces eras solo mía, solo yo podía
recrearme en las profundidades del color verde marino de tus ojos, de eso hace
mucho ya, y sin embargo, ahora que estoy escribiéndote estas palabras, no
siento celos solo angustia, por no poder a volver a contemplar el misterio que
encierran esos hermosos ojos tuyos, ojos que son todo el mar, todo el universo
entero lleno de la luz que despiden tus ojos.
¡Dios como me gustaría aunque solo
fuera una sola vez, sumergirme en ese océano lleno de misterios y grandezas!
Intercambiar nuestras miradas, para que me contagiaras de este espíritu lleno
de vitalidad y amor que me reanimara, que me resucitara de en mitad de este
mundo lleno de muertos de hambre de amor, de bondad, de ese tierno cariño que
siempre has sabido profesar a todo aquel que ha fijado su mirada en ese inmenso
mar tuyo, tus ojos.
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