NO ENTRES EN ESTE JUEGO
Como para todas las cosas hace
falta cierto nivel de conocimiento y perspicacia, en el juego y desafíos que
plantea el sistema en el que vivimos es lo mismo, la única diferencia es que
como en ciertos juegos, si no conoces las reglas y aun sabiéndolas, sales
perdiendo. No hay que entrar jamás en juegos que uno desconoce o cree que
conoce, y cuando se mete en él hace el ridículo más espantoso que se puede
imaginar.
Algunos creen que por tener
muchos hijos tienen el futuro asegurado, otros piensan lo contrario, los hijos
son una mala inversión cuantos menos mejor y si puede ser ninguno todavía
mejor, se complacen al ver a otros con grandes familias, cuando fracasan
estrepitosamente, y caen en divorcios que no tienen remedio de ningún tipo. No hay
que entrar en juegos de los que solo se conocen las reglas de oídas, hay que
sentarse a la mesa y cuando se reparten las cartas probar si se tiene suerte y
puedes ganar, cosa que casi nunca ocurre. Hay una frase hecha que dice… “Que
ganes y tengas suerte en la vida, ella sabrá que hacer contigo”.
¡Claro que en la vida hay espacio
para los aventureros…! Los hay a montones y lo digo por experiencia, pero casi
siempre estas experiencias salen mal, en la aventura se improvisa, no puedes
prever cuando termina un camino o cuando comienza un río imposible de cruzar.
De ahí que se le llame aventura, y con todo y con eso, grandes exploradores y
expertos en esta clase de vida, la han perdido en un instante. Todo está lleno
de espacios, de obstáculos, es fácil perderse y caer en el precipicio de la
desesperación, del arrepentimiento cuando ya no hay posibilidades de dar marcha
atrás. Es preferible ser cautos, madurar los planes que uno tiene en la cabeza
y solo entonces, valorando los riesgos a los que quedas expuesto, dar el paso.
Los temerosos son mucho más estables, más quietos, observan, valoran y sin
embargo aunque tengan todo a su favor, se quedan quietos.
Tarde o temprano llega su
oportunidad, y entonces estallan de gozo, se dan cuenta que ha valido la pena
la espera, han encontrado el buen camino, la estabilidad que va asociada a la
felicidad que sin darse cuenta, crece y crece, cual río alimentado por las
nieves del invierno, cuando llega la primavera.
Pero para todo esto, hay que
dejar que pase el tiempo, sí la vida es breve y hay que aprovecharla, pero en
nuestra mano está usarla con buen fin, sin que nadie se aproveche de nosotros,
ni aprovecharnos nosotros de otros, al observar el grado de desesperación o de
falta de juicio de la otra persona. Parece que esto sea una lección de
moralidad, no es eso, es solo que hay que evitar entrar en un juego en el que
perdamos siempre por la mínima, pero perdemos. La ruleta juega para que
apostemos, nunca sabemos dónde se va a detener, solo sabemos que se detendrá y
quizás nuestros esfuerzos, nuestras ganancias se esfumen en un abrir y cerrar
de ojos.
No vale la pena entrar en un
juego en el que se puede perder la vida, quizás no la vida física, pero si la
moral, que es en definitiva la que importa.
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