miércoles, 13 de julio de 2016

DESESPERADOS

                                                               DESESPERADOS

Puede que la desesperación en determinado momento os pueda, puede que os nuble la razón y que los argumentos que os vengan a la cabeza sean negativos en todo momento, no tiene porqué ser así, yo paso por algunos momentos de desesperación pero trato de dominarme pensando en los que están en una situación peor, y que además no tienen esperanza. Mando mensajes a mis hijos que no contestan, me desespero, seguramente tienen en su corazón algo que no han podido digerir todavía. En otros casos personalmente me alcanza la desilusión y la apatía, trato de combatirla con asuntos positivos que me han sucedido en la vida.
Siempre hay fórmulas para combatir la desesperación, otros se conforman sencillamente a llevar la vida que llevan y sin darse cuenta se dejan vencer por lo negativo, por el conformismo que les dice al oído que esto es lo que les ha tocado. Sin embargo, sea la situación que sea, se puede combatir con la alegría que te dan las pequeñas cosas, hay todo un mundo ahí afuera, que podemos explorar, y tenemos el deber, y el derecho de saber cómo es. Nadie puede impedir que tengamos ilusiones, que nos gusten determinadas cosas y que las tratemos de tocar, de gustar, de medir con el entendimiento que se nos ha dado a todos.
¿Desesperados por qué, porque algún médico, con o sin razón nos dice que nos queda poca vida? Eso no es nada mientras por la mañana somos capaces de ver el sol nuevo, de disfrutar de su calor, y ver cómo junto con el aire y la lluvia, ayuda a ver crecer las plantas de nuestro jardín, o la maceta de ese geranio colorido que da nuevos brotes cada día de primavera. Ni el sol, ni las plantas se desesperan, ni las demás plantas de un gran jardín, crecen y sus raíces crecen para nuestro deleite, ¡cómo vamos a defraudar todo este sistema natural que se ha hecho para nuestro deleite…!
Desesperados son los que no tienen razón para vivir, los que han despreciado los resortes que la sociedad ha puesto a su alcance, los que no deciden ni sí ni no, los que temen cada vez que oyen una bocina de la policía cerca de ellos. Tienen motivos para estar desesperados porque no tiene donde acudir ni saben a quién acudir, se les han cerrado todas las puertas. Cuelgo este escrito en mi blog por si alguien se siente así, para que no piense que todo se ha terminado, para que no se convenza que estamos aquí para vegetar, para esperar el horario del desayuno, el de la comida, la merienda luego el de la cena y al rato de todo esto se nos obliga a meternos en la cama.
No seremos jamás personas desesperadas si sabemos cuál es nuestro lugar, si somos de vez en cundo un poco rebeldes y se nos dice lo que tenemos que hacer y no lo hacemos, nadie nos culpará por ello, muy al contrario, quién se inquiete por nuestra ausencia pensará que en el fondo de su corazón, ella haría lo mismo.
¡Desesperados…! Ni siquiera muchos de los que usan esta expresión, sabe lo que significa en el fondo. Esa es la razón de porqué escribo estas palabras, la desesperación hay que combatirla con resignación pero con realismo. Sé de una persona a la que en su día amé con toda mi alma que se enfrentó a lo inevitable de la muerte con una entereza digna de ser imitada. Fue ella después de despedirse de todo el mundo quién dijo con fortaleza… “Quiero ser incinerada y que mis cenizas se esparzan por el lago Matamala. Trataré de imitarte cuando llegue mi hora amor.


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