NO TODO ES LO QUE PARECE
María sale de la oficina, le
sigue un hombre de mediana edad de pelo cano y andar elegante, llueve mucho y
ella se coge de su brazo equipado con un buen paraguas. Arrecia la lluvia y
ambos entran en un bar, una chocolatería que está a tres manzanas de casa de
María. Marcial el dueño del negocio donde trabaja María enviudó hace ya tres
años, pero a Juanjo eso no le importa en ese momento, solo ve que en la pequeña
mesa donde están sentados los dos sus rodillas se tocan. ¡Es tan pequeño el
lugar, que es inevitable que se toquen! Además está a rebosar de gente, parece
que toda la ciudad ha ido a refugiare al mismo lugar. Juanjo, rechinándole los
dientes se pone a elucubrar, ¿quién no lo haría en una circunstancia como esa?
Una mujer gruesa y de buen tamaño
viene a tomar nota de la consumición, al cabo de tres minutos escasos ya está
de vuelta con la bandeja en la mano, lo mismo para ambos, un chocolate caliente
y una pasta con azúcar glasé por encima, desde donde está Juanjo, no adivina
que es ese postre que mojan con ganas ambos dentro del chocolate. Ni que decir
tiene que sus nervios van carcomiendo por dentro al bueno de Juanjo.
Si conmigo no le falta nada… ¿a
qué viene que este fantoche quiera levantarme a mi mujer? Si tuviera la
seguridad de que no me reconociera, entraría ahora mismo dentro de local para
escuchar de qué están hablando. María y Marcial comen y ríen como dos
enamorados, eso es lo que piensa Juanjo. La cosa va más haya cuando al salir
del local vuelven a cogerse del brazo, ya ha dejado de llover pero aun y así se
sostienen el uno al otro. Al llegar al portal de casa de María, Marcial se recrea
dándole un sonoro beso en la mano derecha enguantada de piel.
¿Qué cómo ha ido hoy el trabajo cariño? Pues como siempre, bueno a decir verdad mejor
que otras veces, hoy se ha hecho una caja que podríamos pasar nosotros dos
meses enteros con ella. Se ha vendido mucho y la gente ni se ha mirado las
ofertas, se lo ha llevado todo, bueno, casi todo. Mañana me tocará madrugar un
poco para reponer los figurines que han quedado desnudos, ¡parece mentira lo
caprichosa que es la gente, les enseñas algo que está bien de precio y sin
embargo se dan media vuelta, ven lo más nuevo y caro y se lo llevan! Pues menos
mal que la niña va a la guardería ¡que si tuviera que ir al colegio no sé yo
quién la llevaría…! Buscaríamos a
alguien para que lo hiciera, ¡anda que no hay señoras que están deseando estos
trabajos de ir a llevar y recoger a los niños al colegio! Claro… como ganamos tanto entre los dos.
Pues mira por donde… el señor
Marcial quiere abrir una tienda nueva en la plaza de la fuente, ¡es un local de
primera! ¿Y a quién no sabes quién va a ser la encargada? ¿Tú? Sí
señor, yo, y van a estar a mi cargo dos chicas que serán como becarias al
principio, luego ya tendrán que desenvolverse por ellas mismas, una de ellas es
sobrina del señor Marcial, me tiene mucha confianza, no en vano he estado seis
años trabajando para él. ¿Y tendréis que
veros muy a menudo? El tiempo de pasar cuentas y listos, cada cual a su casa.
Oye… ¿No me estarás poniendo celoso? Mi trabajo y mi relación con él, es
puramente profesional. Tuvimos una charla en una granja un día que llovía a
mares, entramos sin remedio para resguardarnos de aquel aguacero, fue allí
cuando me contó sus planes, e una bellísima persona. ¿Sabías que vive con una mujer
del mundo del arte? Pues sí señor, es cantante de ópera, va con una pequeña
compañía por todo el país, cuando es temporada claro, es la dueña de la
compañía, ahora no me acuerdo como se hacen llamar, ¡con tantas emociones no he
prestado atención a todo cuanto me decía!
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