NADA SIRENA MÍA, NADA
Diles a todos estos peces que
contigo están, que te hacen compañía, que reposan a tu lado, que has tenido una
vida fructífera y feliz, que tuviste tres hijos maravillosos, exhortalos a que
ellos hagan lo mismo, que se procreen y crezcan, que cuiden de sus padres como
los tuyos hicieron contigo hasta la muerte. Esa muerte transitoria y pausada,
que no ha significado más que gozo, que esperen a que llegue el invierno,
vosotros desde esta humilde morada, veréis los colores de diferente forma que
nosotros, pobres mortales, los podemos ver.
Sirena mía, ¡Cuánto te echo de
menos sabiéndote tan lejos, tan profunda, tan cercana por los recuerdos y tan
lejana por la distancia que nos separa!
Amor de juventud, ese que echó a
volar quizás antes de tiempo pero que ajustando nuestras alas, nos pusimos a
volar juntos sin temer a nada ni nadie, que nos subió a las nubes y nos ayudó a
conocer bosques y praderas cogidos de la mano. Recuerdo como si fuera ayer
mismo, nuestros días y nuestras noches y me consuela el hecho de que estando, si
es posible, juntos de nuevo, podamos revivir todos esos momentos aunque de
forma simbólica.
¡He confundido tantas y tantas
cosas… que se me hace difícil pedir perdón, solo un gran te quiero me basta
para hacerte llegar mi deseo de volver a verte!
---------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario