EL DIABLO FUE AL MAR
Para hacer eso, lógicamente tuvo
que subir del lugar que ocupa como su morada. Estudió el lugar por el cual iba
a aparecer y escogió un mar, el Diablo también tiene sed, al aparecer en mitad
de una masa tamaña de agua, no se le ocurrió otra cosa más que beber agua del
océano, evidentemente, al ser un dios desterrado a los infiernos no tiene las
mismas necesidades que cualquiera de nosotros. De manera que se puso a beber,
su gran boca, su gran sed, su grandeza como Diablo que es, no le hizo
distinguir entre el agua dulce y la salada del océano y bebió hasta saciar su
sed, pero algo dentro de él le decía que estaba equivocado.
Su error fue subestimar el poder
de Dios quién hizo que la Tierra fuera para todos, a excepción de él claro
está, no tenía por qué abandonar el lugar adonde se le había confinado.
Este pequeño cuento, explica que
no podemos ni debemos tratar de ser aquello que no somos, todos tenemos nuestro
lugar en el mundo, la Tierra se hizo para el hombre y la mujer, para que todos
viviéramos en paz y armonía a pesar de que siempre hay alguien que juegue a ser
dios y quiera cambiar lo ya establecido. No podemos ni debemos cambiar nada de
lo que ya conocemos, si acaso lo único que podemos hacer, estamos autorizados a
hacer, es tratar de entendernos unos con otros, sin peleas, sin ansias de poder,
solo con el propósito de hacer de este lugar eminentemente salado, un lugar
apacible y dulce que las amarguras ya llegan solas.
------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario