martes, 19 de julio de 2016

CUANDO ÉRAMOS SOLDADOS

                                                     CUANDO ÉRAMOS SOLDADOS

En la trinchera todo era compañerismo, íbamos a morir por el mismo motivo, por la misma bandera. Las órdenes que nos daban los oficiales de más rango eran consideradas a rajatabla al principio, los silbidos de ataque de las trincheras, los fieros gritos que nos animaban unos a otros… todo esto le daba un carácter de seriedad a la guerra, una guerra que nosotros no pedimos pero a la que se nos obligó a ir si no queríamos ser considerados traidores a la patria. La bandera ondeaba sobre nuestras cabezas, algunas sin casco ya, estaban muertos y teníamos si no queríamos que nos mataran a nosotros pisar a nuestros compañeros.
La guerra es muy dura hijo, lo que se ve en esos reportajes de televisión, no es más que una pequeña muestra del horror que se respiraba en el campo de batalla. Fui soldado de infantería, más tarde debido a las bajas que sufrimos, artillero y así te cambiaban de lugar esperando ganar lo que era imposible. Las guerras no se ganan nunca, siempre se pierden, Unos regresan como fue mi caso, sin un brazo pero con una medalla ¿de qué me ha servido si después de terminar la guerra no podía ganarme la vida ni cómo limpiabotas?, para ese oficio hacen falta dos brazos, y a mí me faltaba el que más falta me hacía, el derecho.
No es cierto que con las guerras una nación crezca si la gana, he sido testigo de amigos a los que se tuvieron que llevar de nuevo a casa por los ataques que sufrieron al no poder soportar la guerra, a otros tenidos por cobardes, sencillamente se les daba un tiro en la cabeza. ¡Pobres locos los que así hicieron…! Ellos tenían que haber estado en la situación de estos pobres condenados a morir por no poder soportar los horrores de tanta destrucción, de tanta infamia, de tanta hambre como pasamos. Llegamos a comernos los caballos muertos por la bombas, a beber nuestra propia orina, y no te digo más porque se te haría increíble.
Pero ganamos la guerra, ya ves, un trozo de franja de tierra que antes abarcaba solo unos cuantos pueblos más de los que ahora puedes contemplar si subes a lo alto de la montaña que hay tras la casa, pero era una conquista nos decían, han tenido que claudicar nos arengaban en los cuarteles. La mayoría de la oficialía, con sus trajes impolutos y cara de orgullo, no nos miraron jamás con aprecio, eran generales, comandantes, tenientes coroneles cargados de medallas que nos correspondían a nosotros que éramos los que las habíamos ganado. Ellos, en campamentos bien resguardados, sin pasar ni frio ni hambre, trabajaban sobre mapas, papeles que a menudo debían destruirse porque el sol de la victoria no salía, solo humos negros, olor a carne putrefacta, ellos no vieron nada de todo esto, solo les interesaba la victoria.
Pues hea, ya tenéis vuestra victoria, dos pueblos por un lado, cuatro por otro, tres por la parte norte… eso fue lo que ganamos. La guerra es muy fea hijo mío, cuando en la escuela os hablen del levantamiento nacional, no creáis nada, todo es una gran mentira disfrazada de trajes militares y una pretendida gloria que jamás llegó.

                                                                -----------------------------



No hay comentarios:

Publicar un comentario