domingo, 17 de julio de 2016

TANGOS, PASODOBLES, CHOTIS Y SWINGS.

                                                   TANGOS, PASODOBLES, CHOTIS,SWING

Hace relativamente poco tiempo, se celebraba una fiesta en una residencia para ancianos con motivo del cumpleaños de una de las residentes, llevaba como clienta en este lugar trece años, se montó la gorda, nadie le advirtió, de que iba el acontecimiento, mientras tanto en los intestinos de la cocina se iba preparando todo lo necesario para la celebración de la señora Adolfina (noventa y dos años).  Nunca hemos tenido a una residente de esta edad aquí, así que vamos a tirar la casa por la ventana, hoy va a haber fiesta grande en la residencia, aun a riesgo de que después tengamos más trabajo en cambiar pañales, los vamos a inflar a pasteles y comida extra, les vamos a montar un bufete par a que la gocen, eso sí, nada de bebidas alcohólicas la mayoría se medican y podríamos sembrar el caos entre los abuelitos.
Se preparó una sala para que pudieran bailar quién quisiera antes, durante y después de la fiesta. A todos se les repartió unos sombreros con gomas por debajo de as barbillas. A la protagonista le hicieron regalos, sus parientes le trajeron unas zapatillas nuevas, inútiles, iba permanente sentada en una silla de ruedas, de modo que de poco le servirían aquellas zapatillas nuevas, pero por su expresión parece que le hicieron gracia, le gustó el detalle que tuvieron sus familiares con ella. Cuando le calzaron las zapatillas nuevas se puso a mover los brazos de un lado a otro como quién baila una jota.
Lo que quiso ser una gracia y un motivo de júbilo para todos, resultó en discordia, mientras unos quería bailar un vals otro querían bailar un swing, ¡puedes imaginarte a los abuelos queriendo bailar aquellos bailes de su juventud…! Claro está que muchos y muchas no querían entrar en este juego de arrimarse a su pareja para bailar un chotis o un pasodoble, baile este, que casi todos conocían. Pero las mujeres se resistían a dejarse arrimar por aquellos vecinos desconocidos.
Lo que sí tuvo éxito fue la tarta que prepararon en su honor, a medianoche comenzaron a sonar todos los timbres de la residencia, normal… aquellos organismos no estaban preparados para aquella fiesta, era evidente. Dese entonces se negaron a celebrar fiestas como aquellas en la residencia a pesar de las quejas de algunos familiares que estaban a punto de llegarles las onomásticas de sus parientes allí ingresados.
Una especie de comité de representantes de los abuelos, se presentaron en dirección, para reclamar que por lo menos no se le privara del baile semanal que se organizaría del mismo modo que lo había hecho con la fiesta de la señora Adolfina. Se les dijo que ya se les daría repuesta más adelante; es fácil adivinar que no tuvieron respuesta alguna de parte de nadie que fuera representante de la residencia, así las cosas, todo quedó igual, la única privilegiada entre comillas fue Adolfina que sí tuvo su fiesta con baile incluido, chotis, pasodobles, valses y hasta tangos. Para bailar swing hicieron traer a una pareja de un local a unos cuantos kilómetros de la residencia ¡hay que ver como se movían estos chicos!, los abuelos se lo pasaron fenómeno.
Pero después de esa fiesta, todo volvió a su rutina diaria, a las comidas hechas purés para mejor digestión y los carros llenos de pañales, unos usados otros nuevos, para mudar a los ancianos que insistían en bailar todos los ritmos que habían aprendido de jóvenes.


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