EL
UMBRAL DE LA RIQUEZA
Lo
mismo que existe el umbral de la pobreza también existe el de la riqueza, hay
familias, personas que ya no saben qué hacer para poder sobrevivir, que buscan
salidas para su situación penosa y angustiada, que están dispuestos a traspasar
las fronteras de la legalidad con tal de poder comer, estafándose a sí mismos,
con el único propósito de ir por la calle con la cabeza alta. Gentes que
admiten que es el único modo de poder, buscando resquicios en las leyes, llegar
a tener cierto grado de dignidad en ellos mismos.
Este
mismo caso es el que lleva a que otros, en la situación contraria, que son muy
ricos, riquísimos, se vean en el umbral de la riqueza. ¿Qué hacer con tanto
dinero y patrimonios, propiedades y lujos desmesurados? No ven el modo de saber
de cierto, cómo poder esconder, camuflar, trabajar con un dinero que al
principio fue ganado de forma legal pero que ahora se ha convertido en un
auténtico suplicio para ellos.
Lo
poco y lo mucho se tocan, se traslapan, se tocan, de hecho sin lo uno no sería
posible que existiera lo otro. Sin pobres no hay ricos y sin ricos no hay
pobres, es una dinámica necesaria que nos ayuda a entender la necesidad de que
coexistan estas dos cosas. Sin barrenderos los ricos se empobrecerían, sin los
grandes hoteles con servicios de lujo para gente que los pueda pagar, los ricos
no sabrían que hacer con su dinero, lo único que sí pueden hacer que haga este
dinero es que viaje, que viaje mucho y por cuantos más lugares mejor, tratar de
no dejar pistas de donde descansa este dinero, en que cajas fuertes están
depositados.
Los
pobres tratan de hacer lo mismo, no tienen nada, o casi nada, eso los lleva a
despistar a los inspectores que persiguen a los que quieren defraudar al fisco,
las arcas públicas se deben llenar y un modo es persiguiendo a aquellos que
quieren tener un poco más de lo imprescindible para vivir. Todo aquel que
quiere estar en los umbrales de lo mucho o lo poco están dentro del mismo
peligro, unos por un motivo y otros por otro. Querer tener cosas mejores no es
en sí mismo malo, mira sino en los Emiratos Árabes, tienen hasta cuatro mujeres
y está bien visto, aparte de las concubinas que siempre están a su alrededor
para ver si les cae alguna migaja de la mesa del jeque. ¡Pobrecillos…
ignorantes! Para poder mantener este ritmo de vida, llevan a su alrededor a ni
se sabe cuántos guardaespaldas pobres.
Fulanito
de tal, lo dice la revista “Yo que sé”, es el más rico de mundo, el segundo es
fulanito de tal, el tercero menganito. ¡Qué pena me dan esta gente tío, te lo
digo en serio! Un pobre puede pensar… Pues ya me gustaría a mí tener un tercio
de la fortuna de este menda, no, que no vale la pena, que las riquezas se pagan
con gotas de sangre, te lo digo yo. ¿Tú sabes las agonías que deben pasar esta
gente a diario con tanto tragín como tienen? Dependen de muchos pobres para
poder ser ricos ellos, francamente yo prefiero estar en el umbral de la pobreza
que lo contrario.
Vivir
este sistema de vida lleno de lujos y de placeres sin fin no es agradable,
puede que lo sea al principio pero luego, dado que las riquezas mal llevadas,
tienen que llevarse mal a la fuerza porque cansan mucho, de ahí que muchas
grandes fortunas no puedan evitar lo irremediable, la muerte que s al fin y al
cabo lo que a todos nos tiene que llegar en un momento u otro.
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