MIENTRAS HAY VIDA…
Hay esperanza, es lo que se suele
decir cuando alguien disfruta de la plenitud de sus facultades, he disfrutado
mucho de la vida, incluidos los errores cometidos en el pasado. ¡Qué vida
señor! Algunas cosas las he olvidado, forman parte de un pasado que ya hace
demasiados años que pasaron. Ahora me queda la vida que disfruto con cierto
grado de alegría porqué la mido, cada paso que doy tiene un significado para
mí, todas y cada una de las cosas que hago me sirven de acicate para dar un
paso más adelante, hacia atrás ya no se puede caminar, no vale la pena, la
nostalgia de las cosa mal hechas nos destruiría en cuatro días, y no merece la
pena vivir así.
Sea que estés parado, que tengas
un empleo mal remunerado, que no encuentres salida a situaciones complejas,
caminar siempre adelante te da la solución, estar parado, estático cual si
fuéramos estatuas de sal nos deja en una situación de desánimo y de mal talante
continuado. Mientras hay vida y en consecuencia esperanza de volver, de estar
presentes en el mismo instante en qué alguien nombra nuestro nombre, es motivo
de alegría, haga lo que uno haga, y se busque la vida del modo que sea.
No hay que temerle a las
circunstancias amargas de la vida, yo las he pasado cuando me casé por primera
vez y luego no supe apreciar lo que estaba en mi mano, cerrada para que no se
pudiera escapar. Sí, tenía defectos los mismos ella que yo, pero ahora que está
disfrutando del descanso eterno, pienso que merezco estar a su lado para si
llega el momento, ¡contarnos tantas cosas que dejamos de decirnos!
Mi vida ha estado llena de
vaivenes y los superamos todos gracias a la buena voluntad y al buen
entendimiento entre los cinco que formábamos la familia. Merece la pena
mientras se tenga vida, tener asida fuertemente una esperanza fuerte.
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