CUANDO QUIERAS
-¿Por
qué dudas…? Si lo tenemos todo hablado, creo que no hay nada que añadir a lo
que entre los dos hablamos en su día.
-Sí
que lo hay, no creas que es fácil para mí hablar de este tema ni sacar a
relucir un asunto que ya tenía olvidado
-Bueno
entonces hablemos de ello, en lo que a mí respecta todo se puede solucionar si
se discuten las cosas con franqueza.
-Sé
que me quieres, que estás decidido a casarte conmigo, eso Alfredo, dice mucho
de ti. Pero para mí la decisión de casarme es algo remoto, algo en lo que yo
jamás había llegado a soñar siquiera.
-¿Entonces
dónde está el problema, porqué esas dudas ahora? Lo tenemos todo planeado, mi
familia está deseando conocerte, piensa que solo te conocen por medio de unos
cuantos videos y fotografías.
-No,
no puede ser, a ti no podría hacerte algo así.
-Ahora
sí que me he perdido… ¿de qué me estás hablando, qué me he perdido?
-No
voy a darle más vueltas al asunto, hay que ser fuerte, debes ir directa al grano, venga Salomé habla ya de
una vez ¡ya ves…! Yo misma me estoy
dando ánimos para poder decirte lo que debo aclarar y que tú desconoces.
Alfredo
perplejo con las manos sujetando las suyas la mira a los ojos, intuye que hay
algo que no va bien pero no sabe de qué se trata, ahora aprieta sus manos como
animándola a que hable, que le cuente ese presunto secreto que solo ella
conoce.
-Cuando
me conociste en casa de tus amigos Ana y Manuel, ni ellos ni tú mismo, sabíais
a qué me dedicaba ¿recuerdas? Creo que a Manuel le impresionó un poco mí modo
de vestir, cómo caminaba, me di cuenta cuando nuestro anfitrión te hizo un
guiño después de pasar por su lado.
-Cierto,
no había para menos, estabas impresionante, eso no significa que hayas perdido
nada de tu encanto entiéndeme, te amo por lo que eres no por tu apariencia.
-Ana
me conocía como clienta de su boutique y hasta entablamos algo de amistad a
causa de eso, me guardaba modelos de ropa y zapatos que acababan de llegar a la
tienda, que todavía no se habían expuesto en los aparadores. Pues bien, me
podía permitir esos lujos porque he estado ejerciendo la prostitución durante
unos años, lo que se dice una puta de lujo.
Alfredo
dio un brinco inesperado de la tumbona donde estaba sentado junto a Salomé y se movió nerviosamente, las manos
las manos frotándose la cabeza, comenzó a dar vueltas al jardín del hotel donde
estaban y notaba que su corazón latía cada vez más aprisa.
-Tenías
que habérmelo dicho mujer… hubiera tratado de entenderlo.
Ella
callaba y lloraba a la vez, solo con un hilo de voz fue capaz de preguntarle…
-¿Me
hubieras querido igual que ahora? Tú desde el primer día que nos acostamos
juntos no fuiste un cliente más de los que te pagan lo que les pidas.
-¿Quieres
dejar de hacer estas comparaciones por favor?
Se
lo dijo en un tono de enfado, casi gritando, la terraza afortunadamente estaba
en ese momento casi vacía.
-Discúlpame,
solo quiero decirte con esta explicación que mereces saber, que no tengo ningún
otro secreto, y que te amo como jamás he amado a nadie. Entiendo que necesites
tiempo para digerir este plato, y que no puedo reprocharte nada si decides que
lo nuestro termine aquí.
-¿Terminar
dices… cómo va terminar…? vamos a seguir adelante con nuestros planes le pese a
quién le pese no podría desprenderme de ti ni por un solo instante. No quiero
perderte, no le veo futuro a mi vida si no es a tu lado.
Ahora
es Salomé la que se ha levantado de la tumbona y quién le ha dado un beso que
refleja todo lo que lleva en su interior, un profundo amor hacia aquel hombre
que sabe su verdad. A partir de ese instante eran dos confidentes que estaban
determinados a no dejar que nada ni nadie entorpeciera sus planes.
La
boda fue sonada, su belleza, la hacía todavía más hermosa de lo que en realidad
era, Alfredo no pudo contenerse al entrar en el juzgado y la abrazó mientras la
sujetaba por la cintura. Era para él, una mujer pura que estaba a punto de
convertirse en el eje de una familia feliz.
----------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario