jueves, 7 de julio de 2016

¡CUANTO PAPELEO PARA NADA!

                                                       ¡CUÁNTO PAPELEO PARA NADA!

Tengo en mi casa dos cajones de un armario, lleno de papeles que ya ni sé de qué van. Seguro que algunos son importantes, recibos de alquiler del piso, pagos de la luz, gas agua y otros servicios que se me han prestado y que en consecuencia hay que pagar. Hasta aquí vale, el caso es que aparte de estos papeles que reflejan lo que uno debe pagar, y que conste que los tengo bastante bien clasificados, tengo otros papeles que no sé para qué sirven. Demandas interpuestas por mi ex mujer, en la que me pide que debo de pasarle no sé cuantos cientos de euros de mi pensión de invalidez.
Mi abogado me escribe una carta en la que me explica las razones del porqué no debo pasarle ni un solo duro, papel guardado… No tiene usted ninguna obligación porque está usted en esta condición… otro papel guardado que da fe de la opinión de determinados artículos de ley que explican con todo detalle la razón que me asiste. Así continuaría con una lista interminable de papeles, que harían gozo en un fuego del día de San Juan. Alguna vez me han pedido algún papel del tipo que sea, pues oye, nada, no he podido dar con él, eso teniéndolo todo guardado como quién dice como oro en paño.
No me gusta meter la documentación que me llega a casa en una bolsa de la compra, de esas de plástico, no porque luego a la hora de la verdad no hay quién sea capaz de encontrar absolutamente nada. Aunque lo sé de buena tinta, a veces las instituciones te saturan con documentos para saturarte, parece que se quieran reír de uno, lo peor de todo es, que no tienes más remedio que tragar, o te comes el papel o lo tiras a la basura, lo segundo es lo más práctico. Pero… ¡Cuánto papeleo para nada…, parece mentira! El mundo estaría mucho más bonito, si los árboles que se usan para hacer papel se mantuvieran en pie, dieran sombra al cansado, y nos libraran de cosas inservibles como puede ser tener que rebuscar entre los papeles que guardamos lo que realmente interesa.
Un amigo del pueblo donde vivo, va acumulando todos los papeles en el mueble bar del aparador que tiene junto al comedor… oye, cada vez que le llega una carta del tipo que sea o algún documento importante, abre hacia abajo la puerta del bar ¡y ahí va todo…, desparramado como si hubieras echado un cubo de agua pero en papel, da miedo verlo, otros que ven la escena conmigo, se mueren de risa. Él tranquilamente, imperturbable, recoge todo lo que ha caído del mueble y lo vuelve a apilar en el mueble bar, es la leche,  nunca puede llegar a disponer las cosas, del mismo  modo que estaban. La buena de su mujer menea la cabeza de un lado a otro, y se resigna a que llegue cualquier otra carta, cualquier otro sobre con propaganda electoral dentro, o una factura, para meterla por la rendija del mueble de bar, como si fuera el cartero que mete una carta en un buzón.
Cuanto papeleo para nada… si has perdido una carta, o nadie ha respondido a tu requerimiento, no pasa nada, con decir… “Está usted segura de haberme enviado esta factura, (por ejemplo), porque lo que es yo no he recibido nada, ¿me la puede enviar de nuevo por favor? Y así las cosas se dilatan, se cortan más árboles y uno se ríe por dentro pensando en lo tontos que son los de la administración.
Demasiadas burocracias y pocos métodos efectivos para evitar que esto, se vuelva a repetir.


                                                                ---------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario