AMIGOS DE
VERDAD.
Felipe,
tengo un problema gordo en casa.
¿De
qué se trata?
No
sé como decírtelo tío, es complicado, pero necesito que alguien me eche una
mano.
Cuenta
puñetas que me estás intrigando con eso de que es complicado.
Es
que lo es, ¿sabes qué? déjalo correr, no te he dicho nada.
Y
una mierda, ahora que has despertado mi curiosidad… ni lo sueñes Esteban, me lo
cuentas o dejamos de ser amigos, ¡no te jode…!
Felipe
no ve la hora de que acabe la jornada, espera que suene la sirena de las dos de
la tarde, para poder hablar con su amigo
Esteban. Van y vienen del trabajo en un mismo coche, una semana uno, otra el
otro, así ahorran gasolina y de paso estrechan su amistad.
Venga
vamos a tomar una cerveza al restaurante del polígono y me cuentas lo que sea.
No
sé tú, es que… joder que me da vergüenza Felipe, pensarás que soy un pringado.
Eso
déjamelo a mí ¿vale?, tú cuéntame lo que sea, eso sí, si me hace gracia me
partiré el culo, ya me conoces.
Si
no es por eso hombre, que te rías o no de mí es lo de menos.
Mira
llamamos a las mujeres y les decimos que nos quedamos a comer aquí ¿qué te
parece?
Vale,
Elvira me ha dicho que hasta las tres no volverá a casa.
Pues
eso, coge el móvil y llámala ahora que todavía es temprano. Voy a llamar a
Rosa, ¡se va a poner de una leche…! pero bueno, llegando a casa lo soluciono.
¡Que
buena que estás jodida!, si algún día el cojo no te deja complacida me lo dices
guapa, me cago en la leche, te comería entera Claudia.
A
quién le dice esto es la camarera, y a la vez, copropietaria del restaurante.
Ya
será menos, con cinco como tú, me mondo un diente, cachondo. Procura que no te
oiga mi marido, que el cojo ese tiene muy mala hostia.
Vale,
vale tranquila, mira, me rindo.
Se
toman la cerveza antes del menú, hace mucho calor, en la fábrica de muebles,
con toda la maquinaria en marcha a la vez, hace un calor sofocante, a pesar de
los ventiladores.
Venga
comienza a largar Esteban, ¡Claudia trae otras dos por favor!
Vamos
allá. Elvira me ha dicho que se está cansando de mí, que necesita algo nuevo,
otras emociones, que se lo quiere montar con otro, con alguien de confianza
para poder decidir.
¿Qué
dices? no puede ser… ¿tu mujer? Venga hombre, me estás tomando el pelo, no me
lo creo.
¡Serás
mamón! ¿Tú crees que jugaría con una cosa así?
Felipe
se descojona de la risa, le han salido disparados de la boca dos huesos de
aceituna.
¿Lo
ves? ya sabía yo que te lo tomarías a cachondeo, mariconazo. Ya veo para que
están los amigos, ya.
Es
que… joder Esteban, me esperaba cualquier otra cosa menos esto. Y… ¿porqué me
cuentas esto a mí? No veo como puedo ayudarte. Oye, no me digas que… no, no
quítatelo de la cabeza.
Felipe
ve la cara de súplica de su amigo, sin embargo no comprende como ha llegado a
la conclusión de que él sea el elegido. ¿Por ser su amigo quizá?
Oye
Esteban, la amistad tiene determinados límites tío, Cómo se te ha ocurrido una
cosa así, nuestras mujeres también son amigas, cenamos juntos ha menudo,
salimos de excursión juntos, hasta hemos estado de vacaciones juntos, venga
hombre, tú me estás vacilando.
Claudio
ya ha traído los primeros platos de ensalada, le extraña que Felipe no le
dirija siquiera la mirada a pesar de llegar a la mesa contorneándose como una
serpiente.
Felipe,
te lo tienes que montar de alguna forma, ya le he dicho a Elvira que hablaría
contigo del tema, está conforme macho.
Me
cago en todo, ¿y con que permiso si puede saberse? Estáis los dos majaras
perdidos, ala a la buena de dios, se lo digo a este que seguro que aceptará,
como es un buen amigo…
No
hombre no.
¿Cómo
que no? Coño me lo acabas de decir tu mismo. Esta comida, me va a sentar como
un tiro. Te advierto que cada cual se paga lo suyo, ¡Claudia, tráeme un cubata
de ron blanco porfa!
Mira
Felipe, estoy desesperado, si no la complazco en esto, cualquier día me la
encuentro haciendo esquinas en cualquier barrio.
¡No
jodas!, oye que yo no tengo a tu mujer por ningún putón verbenero.
¡Hay
amigo mío, si tú supieras…!
Que
tengo que saber, haber.
Pues
que se hace acompañar a casa cuando va al supermercado, por un tío que debe
tener diez años más que ella, y que no se va hasta al cabo de un par de horas.
Un vecino me lo ha dicho, ella no lo ha negado, así que antes de que esto
llegue a más, quiero ponerle solución. Ha sido ella la que me ha dicho cual
podría ser esa solución.
Yo
es que alucino, y mientras ¿adonde enviamos a Rosa a los caballitos? Unas tanto
y otras tan poco. Mi mujer, con la historia de que siempre estoy inventando
posturas, y lo que ella llama chorradas, y la tuya, que quiere manteca por un
tubo, y aprender a moverse como una anguila. ¡Que mal repartido está el mundo
joder!
Pues
razón de más para que hagamos un ensayo ¿no te parece?
Y
una mierda para tu boca, lo que tu quieres es tirarte a mi mujer.
Que no
hombre, que estás equivocado, yo paso, lo que quiero decir es, que habida
cuenta que las dos son la antítesis de la doctrina del sexo, a lo mejor nos
conjugamos mejor. Pero claro, eso es según tú decidas. Ayúdame joder, ¿qué te
cuesta?
Hombre,
pues mira, nada si te parece a ti, ¡nos ha jodido!
Venga
hombre, que eres el único amigo que tengo de verdad, si no fuera así, no te
estaría confesando esta inquietud que me está matando por dentro.
Ya
será menos ¿vale?, que tú con el rollo este, me quieres meter en un compromiso
de huevos.
¿Dejas
que te cuente mi plan?
Hombre…,
si hasta tiene un plan y todo mi amigo Esteban.
Quedamos
para cenar esta fin de semana, el sábado si te parece bien. Acabada la cena, en
la sobremesa, yo me ocupo de sacar el tema con diplomacia.
¡Fíjate…!
Si ahora resulta que mi amigo es diplomático… ves a cagar al rio anda. Poco a
poco y buena letra, el tema lo sacaré yo, esta es la condición, ya sabemos del
palo que va tu mujer, pero tú no sabes del palo que va la mía, la conozco bien
y sé como entrarle.
Como
quieras, lo dejo en tus manos. Sí tío, confío en ti.
Que
remedio te queda, si no confías, ya lo sabes, a seguir dejando que el del super
se la siga tirando. Eso es lo que hay.
¿Sabes
que eres un cabronazo?
Desde
que era pequeño. Bueno déjate de peroratas y vamos a los arreglos para la cena
del sábado.
La
cena ha salido a pedir de boca, todo ha marchado sobre ruedas, incluido el pedo
que cogió Rosa, nunca acostumbra a beber tanto, pero Felipe no ha hecho más que
llenarle la copa sin que se diera cuenta. En la terraza se está bien, pero al
final han entrado dentro, para ver una película porno, ha sido una invitación
sin malicia la de ver la peli, curiosidad pura ha dicho Felipe.
Elvira
está como una moto, se le nota en el brillo de los ojos y como se muerde los
labios continuamente. Rosa se queda cao en el sofá, con las piernas cruzadas y
la cabeza echada para atrás. Esteban juega con el ordenador a un juego de
frutas que lo tiene enganchado, y Felipe, acompaña a Elvira al lavabo, dice encontrarse
mal.
Esteban,
acompaño a tu mujer al lavabo, que huevos tienes tío, tu mujer mala y tú ahí
dándole al puto juego ese.
Ves,
ves haber como la puedes ayudar, si se despierta tu mujer te doy una voz.
Gracias
amigo mío, que haría yo sin ti.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario