EL RUEGO
Sé que es inútil, que eso es imposible de conseguir, que es
antinatural, pero de cualquier modo quiero decirlo No quiero hacerme viejo. Sí, ya sé que es una
tontería, que todos no tenemos que morir y para eso, antes, hay que pasar por
el paso de la vejez.
Pero
es que hace unos días he localizado unas fotografías de cuando era joven, ¡joder
que guapo que me veo!, y ahora he
cometido el error de mirarme al espejo justo esta mañana, antes de afeitarme,
con la foto en la mano, vestido de traje y corbata, con un pelazo que tenía,
que las chicas alucinaban conmigo, y yo con ellas. Le pregunto al espejo a
quién tengo que rezar, a quién le tengo que rogar para no hacerme viejo tan
aprisa, el espejo se ríe de mí.
Hacerse
viejo no es lo peor, hace poco veía por televisión a un anciano de noventa y
tres años participando en una maratón, hostias, pensé, ole sus huevos, pero
luego pensándolo fríamente, saqué la conclusión, que solo había un solo anciano
que fuera capaz de hacer eso, ¿Dónde estaban los demás?, en residencias de
ancianos, muy jodidos, esperando la muerte sin el menor atisbo de esperanza.
Ruego
a quién sea, que me libre de esa mala actitud que tengo, pero como en el caso
del espejo, nadie me contesta. Pero bueno… ¿es que no hay un dios
misericordioso que me de una respuesta…? La religión te dice que sí, que dios
está en todas partes y escucha los ruegos de la gente, ¡pues venga coño que
tengo prisa…! Ha, pero es que él contesta a su debido tiempo, no al tuyo,
además aunque te mueras, se acordará de ti, seguro.
Vale,
pero a mí me iría mejor que me atendiera ahora, no dentro de diez años. Al fin
y al cabo, él que lo puede todo, ¿Qué le cuesta complacer a los que como yo,
estamos en el umbral del patio de los hinchados? No me mola esta respuesta, ya
sé que no me queda otro remedio que esperar, que los ruegos aunque los grites
al cielo con un altavoz, caen en saco roto, no queda otra, me quedo con la foto
de cuando era joven, la cuelgo al lado de mi cama con una chincheta… y ¿sabes?,
hablamos los dos de nuestras cosas, la foto me cuenta cosas de entonces, yo le
digo que hago ruegos cada día, para poder seguir hablando a diario cada noche y
cada mañana con ella.
No
me contesta, pero le doy las buenas noches, y con una sonrisa en los labios, me
duermo.
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