sábado, 14 de junio de 2014

CON TODAS LAS GANAS.


                                                CON TODAS LAS GANAS


Ofenden los que piensan, que uno está en determinada situación, porque quiere. Tengo todas las ganas que haga falta tener para ser como los demás, otra cosa diferente, es que pueda hacerlo.
¿No te pasa a ti lo mismo?, ponte en mi pellejo, sé empático y dime seriamente, si no es verdad. ¿No te comerías a besos a alguien por el puro deseo de sentir que lo haces con toda legitimidad? ¿No le romperías la cara a otro por el simple hecho de pensar que se lo merece?
No son preguntas retóricas, son interrogantes que alguna vez han pasado por nuestra cabeza. Que sea o no lo más apropiado, es otro tema diferente, en este caso concreto cabe pensar que uno tiene la cabeza llena de filosofía barata, si es así, que se siente a discutir contigo los motivos que tiene para pensar así.
Lo contrario, es querer esconder la cabeza debajo del ala, para evitar ser visto por un cazador que te está apuntando con su arma. Tengo un amigo, que me dice, que el ser humano por ser lo que es, siempre va con la escopeta cargada, para defenderse o puede que también para atacar a traición.
Somos lo que no hay, siempre igual…  Y tú más  Tú si que eres un traidor  Apártate de mi lado que no quiero que nadie me vea contigo. Podrían añadirse aquí miles de vocablos más, que comprenderían nuestras reacciones, pero eso es lo de menos, sí, por una razón sencilla, todos, absolutamente todos los seres humanos quedamos expuestos por nuestras acciones, a toda acción le sigue una reacción, a toda causa, el efecto de la misma.
En las clases de física básica, eso lo ilustraban con la consecuencia de dejar caer una piedra sobre el agua mansa y observar las consecuencias. Se forman pequeños círculos, que van creciendo a medida que se van separando del centro de la masa central. Y esa ilustración física, afecta a toda otra regla o principio básico humano. El ser humano se impone esa especie de disciplina, distraer la atención hacia otros, aunque la responsabilidad principal, sea la que él mismo provoca.
Decir algo de cualquier semejante, por insignificante que esto sea, te aísla, nos convierte en individuos desagradables, hasta despreciables, no es extraño pues que hayan tantas guerras, muchas de ellas son provocadas por la palabra. No pocos son los entrenados con este mismo fin, sembrar el caos, vigilar la lengua, es como querer enjaular a un dragón, que escupe fuego por la boca. No hay porqué ser simpáticos con estos elementos, hay que examinarlos a fondo. No digo que con ternura, tampoco con tortura, cualquiera de nosotros que formáramos parte de una conspiración de este tipo, seríamos elementos valiosos, para alguien que supiera usarnos debidamente.
Si nos encontramos en determinada situación comprometida, primero debemos examinarnos para saber certeramente, que nosotros no hemos sido causa del problema. Si francamente no encontramos defecto alguno, sobre determinada circunstancia que ha traído consigo un desastre, respiremos hondo, merecemos cualquier premio que la vida nos pueda dar.



                                                                -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-  

No hay comentarios:

Publicar un comentario