sábado, 14 de junio de 2014

NO LO SÉ...


                         NO LO SÉ…


Es muy subjetivo tener la seguridad de estar al lado de alguien para siempre, como que no acabo de creer, que una persona pueda llegar a convertirse en esclavo de otra.
Dicho de otro modo, es una cuestión de compromiso bilateral, puede existir el compromiso, pero de por medio, hay un sinfín de factores, que hagan que este compromiso de transforme en mera retórica, los intereses derivados de un compromiso, pueden hacer que el tal, llegue a ser una piedra de molino atada al cuello de alguien, y que con el peso que supone andar de ese modo, esté tentado de sacársela de encima.
Desde siempre ha sido así, en las parejas, digamos que en los matrimonios, igual –lo que lo diferencia es un simple documento oficial-, existen fuerzas ocultas, que en el momento del compromiso mutuo no están representadas, hijos en común o no, aspectos económicos, enfermedades, infidelidades, todo pende de un hilo. Quién de los dos manifieste la más mínima debilidad, queda expuesto al frio de la condena.
Por esa razón, la expresión, cuando uno se casa, de la persona responsable de la ceremonia que dice “Para lo bueno y para lo malo, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte os separe…”, es para mí, pura ironía. Cierto que son frases solemnes, que tienen determinada importancia, pero no toda, uno de los dos comete un error, se equivoca –es humano equivocarse-, adquiere un mal hábito, beber por ejemplo, el compromiso comienza a romperse.
Sin embargo, tú compromiso te obliga a ayudar, apoyar a tu igual, a la carne de tu carne, con quién has decidido libremente y sin presión alguna, estar a su lado. Estar a su lado es apoyarla o apoyarlo, servirle de paño de lágrimas, de soporte en una circunstancia que se hace difícil llevar.
No, no, yo estoy a las maduras con esta persona, a las verdes no. Pues que bien, antepones cualquier otro interés a este compromiso…, pues que te vaya bien bonita. Es un hecho que el matrimonio hoy se ve como una especie de juego, solo hay que echar un vistazo a los divorcios que se dan, al poco de casarse las personas.
Yo no me puedo quejar, he tenido dos esposas y las dos se han desecho de mí por determinados intereses, seguro que yo he tenido mi parte de responsabilidad, sin embargo, ninguna de las dos ha tenido la franqueza de hablar conmigo de forma clara, hasta habría aceptado una amenaza, un ultimátum.
Ha sido a mis espaldas en las dos ocasiones, que se han urdido planes para la separación que ahora sufrimos.
En fin, que ha llegado el momento de pasar de todo, de dejar que el sol salga por donde quiera, de no dar nunca más las cosas por sentado, ¿para qué si luego, por algún capricho de la vida te quedas compuesto y sin mujer?, iba a decir sin novia, pero no es el caso. ¡Haber si escarmientas de una puñetera vez…!, me diría mi abuelo si estuviera vivo, Que la gente somos malos Juanito… que eres un tozolón, que las personas, siempre estamos pensando en cosas raras, cuando queremos deshacernos de alguien, y encima cuando estés embarrancado, te seguirán diciendo que te quieren mucho.
Hostias con el abuelo, no sé cual era su forma de vida cuando era joven, sé por mi abuela, que era un pieza de cuidado, educado en una academia militar, con todos los vicios que se puedan tener, oficial en la guerra de Marruecos, y luego… preso tres años en un castillo esperando ser fusilado por ser republicano, cosa que no sucedió, por la mediación de mi abuela, que estuvo moviéndose durante todo este tiempo, para que se librara ¡ya ves si había vivido el hombre! ¿Por cuantas experiencias no pasaría? De ese modo, tenía razón para darme el consejo que antes he descrito. Pues bien, basta que te digan una cosa, algo juicioso, para que uno haga lo contrario, así es la vida, parece, que si no pruebas personalmente la experiencia de vivir a tu aire, no eres nadie, y terminas por no ser nadie visto lo visto, bueno, si eres alguien, alguien que no puede levantar cabeza llegado un momento de su vida, has quemado todos los cartuchos, has dado muchos tiros, se acaba la munición.
Por eso, acabo por no saber nada, pasas un montón de cosas en la vida, me refiero a experiencias de todo tipo, –no obligadamente malas todas ellas-, y al final no entiendes nada, no sabes hacia donde tirar, que camino coger, no sabes si eres el malo de la película, o un simple figurante. Eso es lo peor, perder el norte, y lo pierdes –por lo menos en mi caso-, porque no puedes evaluar de modo correcto, el examen que tienes ante ti, es como cuando a uno lo examinan del carné de conducir, sabes las respuestas a todos los formularios, pero… te dan tres opciones diferentes, o cuatro, tienes que escoger la correcta, el caso es, que las cuatro parecen la respuesta apropiada, son preguntas capciosas. Llevado al mundo de la pareja y en consecuencia de los hijos, comienzas a preguntarte después de ver que los chavales no te hacen puñetero caso, en qué me estoy equivocando, que es lo que estoy haciendo mal. Nada y todo, es una cuestión de sincronización, de trabajar juntos para salir adelante sin distracciones, yo creía que mi hija iba al colegio, pues no señor, se iba con unos amigos a la playa con las motos, a fumar porros, evidentemente hacía novillos, y luego falsificaba la firma nuestra para presentarla al tutor.
Oye Matilde, que la niña se pone unas faldas que va enseñando la castaña, le decía a mi mujer, ella me contestaba… Déjala hombre que es joven puñetas, ¿tú no engañabas a tus padres cuando eras joven?. Sí algunas veces, pero es que este no es el caso, se trata de nuestra hija, debemos velar por ella, es nuestra obligación cuidarla y que se haga una mujer de provecho. Ha, y porque lleve la falda corta no lo será verdad?
No sé oye, no sé si esto es lo normal o no, lo que si sé, es que con los años, se ha inclinado por las mujeres, no le gustan los hombres. Hombre, esto es normal hoy día tío, la moral ha cambiado, esto ya no tiene importancia alguna –me dice un amigo-. Vale, pero que no te pase a ti, ya me dirás como encajas esta patada en la entrepierna. Cuando te enteras a toro pasado, la niña te contesta… ¿Qué quieres que le haga?, soy a sí, a lo mejor algún ancestro de tu familia era homosexual ¿qué quieres que te diga si los hombres me dais asco?
A callar la boca, te quedas jodido, si te pinchan en esos momentos, no te sale ni una gota de sangre, se te queda helada en el cuerpo. Ya le puedes explicar entonces, que es gracias a los dos, su madre y yo, que vino al mundo, como si oyera música.
Por eso digo, creo que con motivo que ha llegado un momento que no entiendo nada de nada, bueno, entenderlo si lo entiendo, pero se hace duro digerirlo, hay platos que no pasan ni con una buena borrachera.


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