EL
SEGUNDÓN.
Nadie,
desde que nació, tuvo demasiada consideración con él. Su madre ha tenido un
parto dificilísimo cuando llega la hora del alumbramiento, casi todo un día
dura el tormento, parecía que el parto iba a terminar mal. Su padre, a
sugerencia del médico, da la aprobación, para que le practiquen la cesárea a su
mujer que se retuerce de dolor y angustia, no puede dar a luz de forma natural.
“No
puedo soportarlo más, que me abran, que me maten, me da lo mismo, este niño va
a hacerlo de todas formas” “No querida,
ya verás, te dormirán y te harán una cesárea” Aquel niño no es normal, pesa al
nacer cinco kilos, la madre, Adoración, es una mujer casi diminuta, de metro
cincuenta, muy bonita, pero demasiado pequeña para poder expulsar por su propia
fuerza, aquella mole de niño que llevó nueve meses en su vientre.
El
niño, al que han puesto de nombre Lucas, en honor al abuelo materno, no para de
llorar, mientras su madre se recupera del tajo que le han hecho en la barriga,
le acercan al niño para que mame, Adoración, quiere darle el pecho, así está
protegido de posibles infecciones, los calostros primero, y la leche materna
después, es lo mejor para la crianza de los bebés. El pequeño Lucas, llora
hasta mamando, ¡que suplicio!, pero da lo mismo, ella insiste en meterle en la
boca el pezón, el niño a veces, pega unas chupadas que derrama la mitad de lo
que saca, es un glotón, pero con solo tres días de vida no se le puede culpar de
nada.
Salen
de la maternidad con el niño llorando, llegan a su casa y el niño no deja de
llorar, hay que ver al pequeño Lucas, es un gemido andante, no deja dormir a
nadie, Florencio se levanta tres o cuatro veces cada noche para consolarlo, “A
lo mejor a ensuciado los pañales…” nada, los pañales están limpios, “Pero ¿qué coño te pasa hijo?”, lloros por
respuesta, no sabe hablar, ¿qué va a hacer?, le da de mamar de un biberón del
que su madre con ayuda de una pezonera, ha sacado leche antes de dormirse. Sí,
chupa un poco, pero a renglón seguido, a llorar se ha dicho.
La
crianza del niño les está costando lo suyo, Lucas comienza a dar los primeros
pasos, su abuela materna, lo lleva cogido por debajo de los sobacos con un
pañuelo largo anudado, para que no se caiga, el chico se está haciendo enorme,
nadie puede creer que con solo un año, Lucas pese ya veinticinco kilos, Julián
su hermano, que tiene dos años y medio más que él, se acojona cuando está a su
lado, a veces Lucas le suelta unos mamporros, que hacen que Julián vaya por el
suelo. El abuelo materno le dice un día a Florencio “Este crío ha salido a mí, mi madre me decía
que cuando era pequeño, era un camorrista, que me metía con los niños del
barrio, y a los compañeros de colegio, los tenía atemorizados” “¡Anda que también usted…! ¿cómo puede
predecir que mi hijo será así?” “Al
tiempo Florencio, al tiempo, tengo más experiencia que tú en estos asuntos, he
criado a seis hijos”
Lo
cierto es, que aun siendo más pequeño que su hermano en edad, ha llegado a ser
más grande que él, Julián cuando tiene algún problema en el colegio, enseguida
va donde su hermano, con Lucas nadie se mete, si vienen tras su hermano, el los
mira con rabia y los puños cerrados, salen escopeteados, huyen a toda prisa. A
Florencio, su padre, le han detectado una enfermedad mala, el hombre ya no
puede trabajar en el taller de motores eléctricos, lleva más de un año de baja,
está consumido el pobre, sus dos hijos le ayudan en lo que pueden porque lo que
es su madre, no cesa de llorar. Toda la familia, ve llegar en desenlace de esta
enfermedad incurable, tratable sí, pero incurable, el pobre está cansado de
tanto tratamiento y de tantos viajes al hospital. “Querida mía, estoy cansado de vivir así,
deseo morirme, no hago más que joder a todo el mundo” “¿Pero que dices hombre? anda que no te queda
vida por delante…” “Que mal mientes
Dora, ya no estoy para que me cuenten cuentos”
Al
entierro ha venido mucha gente, como lo entierran un sábado, han podido venir
todos los compañeros de trabajo, algunos de ellos con sus esposas. También ha
estado en el entierro su jefe, le ha hecho saber a Dora que no debe preocuparse
por el dinero, hasta que no se arreglen sus asuntos, él le pagará el sueldo
completo que cobraba su marido, por algo estuvo trabajando en la empresa veinte
años, sin causar ni una sola baja, ni cuando le calló en lo alto del pie, un
motor que se soltó de un ternal. Algunos compañeros lo criticaron por eso, los
perjudicaba, marcaba un mal precedente, pero después, entendieron que era
lógico que no cogiera la baja, no iba a cobrar si no trabajaba.
Con
los años, la empresa se ha trasladado a un polígono fuera de la capital, Lucas
está a punto de terminar sus estudios de bachiller, por consejo de su madre ha
ido a hablar con el antiguo jefe de su padre, está un tanto desconocido, se ha
quedado calvo como una bombilla, y en la oficina, está todo informatizado, un
contable, y más allá un hombre ya entrado en años y una chica relativamente
joven, llevan los asuntos de la empresa.
“Caramba, caramba, así que tú eres el hijo de Florencio… bueno mira,
ahora en lo que es la oficina no me hace falta nadie, pero… si quisieras
trabajar en el almacén, te contrataría a gusto. Ahora trabajamos con horario
intensivo, es decir, de siete a tres de la tarde, casi todo lo que se fabrica
es para la exportación, tenemos buenos clientes en media Europa.
Lucas
es un hombre fuerte como un roble, de metro ochenta y cinco, con unas manos que
bien pudieran servir para partir un ladrillo por la mitad, tal es la impresión
que causa en Mauricio, el dueño de la fábrica, el porte de Lucas. Solucionado
el asunto del transporte, desde su casa a la fábrica por medio del autobús,
hasta que tenga coche propio, a comienzos de mes comienza a trabajar a las
órdenes del encargado del almacén, un tipo pequeño y con cara de mala leche,
con gafas redondas y bastante exigente a la hora de que se cumpla lo que él
dice. Lucas comienza a adaptarse a ser un segundón en el trabajo, el que
obedece, no el que manda como él pensaba.
Ir y
venir al trabajo con transporte público, no le gusta nada, especialmente a la
hora de volver a casa, el bus se llena de olores de sudor, de pies sucios, en
este polígono hay empresas de todo, de modo que también tienen que haber olores
de todos los tipos. Está deseando comprarse un coche nuevo, aunque sea
sencillo, no es de esos que piensa en los coches, como objetos para hacer
carreras en la carretera. Pero el salario, no le da para esto de momento, se
tiene que conformar con algo de segunda mano, cuando pueda comprarlo. Un amigo,
después de determinado tiempo trabajando, lo lleva a un concesionario, donde
tienen un surtido de coches de ocasión muy bueno. Pero no quiere comprometerse
a pedir un crédito para esto, prefiere algo que sea sencillo aunque haya hecho
kilómetros, los dos se pasan tres horas mirando coches, hasta que encuentra uno
que le parece que le va a ser útil, es asequible y práctico, no es muy grande,
podrá moverse por ciudad y carretera bien con él. Regatea el precio, le rebajan
quinientos euros y le ponen alfombrillas nuevas, escobillas en el parabrisas y
le cambian el radio casete por otro que pueda escuchar C.D, no está nada mal.
Cuando
recoge el coche y circula camino de su casa, piensa en tener un apartamento
propio, eso sería lo más, pero necesitaría la ayuda de su madre, que ahora está
inmersa en los gastos de boda, de su hermano mayor Julián. ¡Me cago en todo, yo
siempre el último! Que quieres, naciste después que tu hermano, él tiene
ventaja sobre ti, piensa. Familia y amigos, bajan a la calle a ver el coche que
ha comprado “¡Que guay tío, y es un
diesel, ahorrarás pasta! yo creo que te saldrá más barato que ir en bus, al
precio que salen ahora los bonos del bus… ya me lo prestarás un día ¿no?” “Ni lo sueñes, esto es una herramienta de trabajo,
no lo he comprado por gusto, ha sido porque lo necesito, es lo mismo que si me
pidieras los zapatos, ¿tú crees que te los prestaría?” Cuatro de ellos,
incluido su hermano Julián van a celebrarlo a un bar cercano a casa, liquidan
una caja de quintos de cerveza y unas cuantas tapas.
El
día de todos los santos, se ha acercado al cementerio con su madre, han
limpiado el nicho y puesto flores frescas que ya por la tarde no estaban, otros
las han cogido para ponerlas en los nichos de sus parientes muertos, para
eso sirve que te gastes la pasta en
flores, ¡que miserable es la gente!. Al plegar de trabajar hoy, se ha
encontrado con Soraya, la chica de la oficina al pasar por delante de la
entrada del polígono, se ha parado para preguntarle que hace allí “Pues que el caradura de mi novio me ha
dejado de plantón, ya ves” “Si quieres
yo te llevo donde haga falta, sin problema”
“Lo he llamado al móvil y lo tiene apagado o fuera de cobertura” “Pues será eso ¿no?” “Que va, como si no lo conociera, este ha ligado
con alguna chavala de la oficina y me ha dado calabazas, no es la primera vez
que me lo hace” “¿Cómo, y sigues con
él?” “Pues si, ya ves, soy así de tonta,
estoy enamorada de este burro, esta es la explicación” “Pues vaya, si de novios estáis así, imagínate
si os casáis”
Al
final, la propia Soraya se ha convencido que no va a venir a buscarla, se sube
en el coche de Lucas y deja que la lleve a su casa. Por el camino, ha salido a
relucir la conveniencia de casarse o no, es decir, juntarse, tener una pareja y
punto, Soraya es de las que piensa que casarse es un atraso, a diferencia de
Lucas que cree, quizás por lo visto en su propia familia, que casarse es bueno,
conveniente vamos. El asunto ha quedado en tablas, cada uno ha aportado sus
criterios, sus opiniones, y con ello, sus conclusiones. “Muchas gracias Lucas, te estoy agradecida
porque nunca con nadie, he hablado de este asunto, ha resultado
instructivo” “Yo también he disfrutado
de tu compañía, lo mismo digo en mi caso, son cosas que ha menudo piensas, pero
que si no tienes a nadie con quién compartirlo, te lo quedas para ti, y eso,
casi nunca es bueno” “Otro día, si se
brinda la ocasión podemos hablar de otras cosas ¿te parece?” “Cuando tú quieras Soraya, ya sabes donde
encontrarme”
“Tú
hermano y tu cuñada nos han invitado el próximo domingo a ir a su casa,
comeremos con ellos si te parece bien, dice Julián que han hecho unas cuantas
reformas, que la casa ha quedado más grande de lo que era” “Muy bien mamá, haces bien en decírmelo,
porque tenía pensado en decirles a un par de amigos que iríamos al campo con
las bicis” “Puedo decirle a tu hermano
que venga a buscarme, ya sabes que él no va a poner inconvenientes a eso” “No, no, vamos juntos, tengo ganas de
saludarlos, hace tiempo que no los veo” En cuanto han llegado a casa de su
hermano y cuñada, se sorprenden de las muchas cosas que han cambiado allí, la
entrada de la torre, el jardín, el porche nuevo que no han querido desvelarles
hasta que vinieran, está todo cambiado. Su hermano con bermudas, ha salido a
recibirlos en cuanto ha oído el claxon del coche, se saludan efusivamente, su
cuñada está en la parte de atrás, Lucas no sabe si mirar o no, lleva un tanga
mínimo y una mini camiseta sin sujetador, las domingas le bailan a su aire bajo
aquella prenda, que cuando se agacha, le salen por debajo.
Lucas
no está cómodo ese día que pasa en casa de su hermano, claro que cada cual en
su casa viste como quiere, pero… hay cosas que se deben evitar, habiendo
vecinos tan cerca, tan solo divididos por la cerca que los separa de los
vecinos. Está claro que a Julián no le importa, siempre ha sido un tío moderno,
consentidor, tolerante en esas cosas. Después de la parrillada de carne y los
helados, Lourdes sirve los cafés, las tetas casi tocando el antebrazo de Lucas,
joder… ¿y como es que mi hermano no le dice nada si lo está viendo? “Lucas, si deseas cualquier otra cosa no
tienes más que decirlo” le canta al oído Lourdes. Madre mía, mi pobre hermano
se las va a ver y desear con esta chica, me parece que va más movida, que el
carro del tío Genaro. Miraditas, guiños de ojos, mordiditas de labios,
decididamente, mi hermano va a tener faena con Lourdes, porque a una mujer así
no se la puede parar de cualquier forma. Afortunadamente llega la hora de
marcharse, abraza a su hermano, le va a dar dos besos a Lourdes, pero esta se
le agarra al cuello “Vuelve pronto
cuñado” “Si, claro que vendré pronto”
Ha
tardado más de un año en volver a casa de su hermano, ha vuelto para
presentarles a su novia, Lourdes, que después de por lo visto aguantar cada vez
más guarradas de parte de su antiguo novio, se ha cansado de él y ha decidido
salir con Lucas, un hombre cabal, todo un caballero. Lucas ha advertido a
Lourdes sobre como es su cuñada, más que nada, para que no se llame a engaños,
si ve una actitud extraña para con él
“Mi cuñada es como una bomba de relojería, nunca sabes por donde te va a
salir, parece que me tiene un afecto especial, o quizás sea que es una
calentorra de cuidado, no lo sé, pero te advierto que jamás le he dado motivo
alguno para que sea tan afectuosa conmigo”
“De acuerdo, estaré preparada, sabiendo lo que me espera, estaré
constantemente vigilándote a ti y a ella, te advierto que soy muy celosa de
todo lo que es mío” “Ja,ja,ja, por favor
no montes ningún espectáculo ¿vale?”
Efectivamente,
la visita ha resultado molesta para los dos, las mismas insinuaciones, las
mismas miradas, todo ha resultado en que se sintieran mal durante el rato que
han estado de visita, menos mal que no han aceptado comer con ellos, tenían
otros planes, y es cierto, a las cinco, han quedado en casa de unos amigos de
Lourdes, para hacer las presentaciones oficiales. Por su parte Dora, está muy
contenta en lo que respecta a su hijo Lucas, considera a esta muchacha, una
buena persona, muy diferente de Lourdes, donde vas a parar, la exhibicionista, la
buscona, una persona, que considera que hace infeliz a su primogénito. “Ya veremos lo que duran juntos estos dos, me
da a mí que no mucho, tu hermano no es persona para soportar que le hagan estas
cosas en la cara. Se hartará, y un día de estos tendremos una desgracia,
conozco bien a mi hijo, ya lo verás”
Aunque
sea de segunda o tercera mano, ve en Soraya a una chica valiente, que ha tenido
que luchar mucho, para llegar a ser la mujer que es ahora. Sabe que Lucas ha
tenido que luchar mucho consigo mismo, para rectificar su carácter, hasta
consolidarlo, hasta poder ver la realidad de las cosas, antes era muy soñador,
antes era un soñador de armas tomar, ahora, desde que sale con Soraya, la cosa
ha cambiado mucho, le está ayudando a ser un hombre de primera fila, no uno de
esos que se esconde entre las masas de gente para pasar desapercibido, es un
hombre nuevo. Dora siempre ha dado mucha importancia a la virginidad, a la
castidad, cosas de cuando la educaron en el hospicio, ya le gustaría a ella que
Soraya fuera además de todas las cualidades que tiene, virgen, ¡hooo, sería el
colmo de sus deseos!, pero va a ser que no. La buena de Soraya, ha pasado por
varias “manos” por decirlo de algún modo.
Era
joven e incauta, ¿qué quieres?, como todos los mortales tenía inquietudes y
efectos del crecimiento físico, que no podía controlar, cuando alguien llama
sea o no, por casualidad a una puerta entreabierta así, ¿qué, que pasa? pues
que sucumbes, tu físico entonces se hace dueño de tu mente, te reconduce, sin
que puedas evitar el enfrentamiento, con alguien del sexo opuesto, y después
del primer choque, que no siempre debe ser obligadamente extraordinario, te
conviertes en un auto de feria, todos quieren chocar contra ti, se divulga,
corre como un reguerón de pólvora, que
cualquiera puede llamar a tu puerta, que le será abierta. Es verdad,
equivocadamente, Soraya ha estado abriendo esta puerta con demasiada frecuencia,
se ha descontado de los chicos que han pasado por el arco de sus piernas, pero
no es ninguna puta, es una mujer mucho más sexual que otros humanos, eso es
todo, lo que pasa es, que Lucas todavía no lo ha descubierto, no ha querido
prestarse a este juego, sin antes, tener de parte de los dos, la certeza del compromiso.
Una
de las veces en las que ya han comenzado estas relaciones carnales, han tenido
un par de anécdotas, peculiares, una de ellas, Mauricio, el jefe los encontró
follando a pie derecho en una esquina del almacén, alguien se chivó, normal,
Soraya no es una de estas mujeres silenciosas precisamente, vive cada contacto
sexual con toda la pasión. Otra, dentro del coche, delante de una parada de
bus, vale que era de noche, vale que estaban en un barrio donde el autobús pasa
de higos a brevas, pero se pasaron, las luces del bus los iluminó de lleno,
solo con la camisa puesta y la corbata, porque el resto de la ropa de ambos
estaba esparcida por todo el coche, Lucas salió de allí cagando hostias,
regresaban de una cena de empresa, y les dio por pararse allí para echar un
polvo, ¡cuanta prisa leches, les faltaban cinco minutos para llegar a casa,
haber esperado hombre…!
Durante
años había vivido en la sombra, haciendo vida normal, sin embargo, desde que
conoció a Soraya en toda su extensión, comenzó a ser el protagonista de mil
historias diferentes, que fueron corriendo por todo el barrio, ya no podía
seguir siendo un segundón, con la ayuda de las personas allegadas a él, había
empezado a ser el auténtico protagonista.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario