sábado, 14 de junio de 2014

EL SEGUNDÓN


                                        EL SEGUNDÓN.


Nadie, desde que nació, tuvo demasiada consideración con él. Su madre ha tenido un parto dificilísimo cuando llega la hora del alumbramiento, casi todo un día dura el tormento, parecía que el parto iba a terminar mal. Su padre, a sugerencia del médico, da la aprobación, para que le practiquen la cesárea a su mujer que se retuerce de dolor y angustia, no puede dar a luz de forma natural.
“No puedo soportarlo más, que me abran, que me maten, me da lo mismo, este niño va a hacerlo de todas formas”  “No querida, ya verás, te dormirán y te harán una cesárea” Aquel niño no es normal, pesa al nacer cinco kilos, la madre, Adoración, es una mujer casi diminuta, de metro cincuenta, muy bonita, pero demasiado pequeña para poder expulsar por su propia fuerza, aquella mole de niño que llevó nueve meses en su vientre.
El niño, al que han puesto de nombre Lucas, en honor al abuelo materno, no para de llorar, mientras su madre se recupera del tajo que le han hecho en la barriga, le acercan al niño para que mame, Adoración, quiere darle el pecho, así está protegido de posibles infecciones, los calostros primero, y la leche materna después, es lo mejor para la crianza de los bebés. El pequeño Lucas, llora hasta mamando, ¡que suplicio!, pero da lo mismo, ella insiste en meterle en la boca el pezón, el niño a veces, pega unas chupadas que derrama la mitad de lo que saca, es un glotón, pero con solo tres días de vida no se le puede culpar de nada.
Salen de la maternidad con el niño llorando, llegan a su casa y el niño no deja de llorar, hay que ver al pequeño Lucas, es un gemido andante, no deja dormir a nadie, Florencio se levanta tres o cuatro veces cada noche para consolarlo, “A lo mejor a ensuciado los pañales…” nada, los pañales están limpios,  “Pero ¿qué coño te pasa hijo?”, lloros por respuesta, no sabe hablar, ¿qué va a hacer?, le da de mamar de un biberón del que su madre con ayuda de una pezonera, ha sacado leche antes de dormirse. Sí, chupa un poco, pero a renglón seguido, a llorar se ha dicho.
La crianza del niño les está costando lo suyo, Lucas comienza a dar los primeros pasos, su abuela materna, lo lleva cogido por debajo de los sobacos con un pañuelo largo anudado, para que no se caiga, el chico se está haciendo enorme, nadie puede creer que con solo un año, Lucas pese ya veinticinco kilos, Julián su hermano, que tiene dos años y medio más que él, se acojona cuando está a su lado, a veces Lucas le suelta unos mamporros, que hacen que Julián vaya por el suelo. El abuelo materno le dice un día a Florencio  “Este crío ha salido a mí, mi madre me decía que cuando era pequeño, era un camorrista, que me metía con los niños del barrio, y a los compañeros de colegio, los tenía atemorizados”  “¡Anda que también usted…! ¿cómo puede predecir que mi hijo será así?”  “Al tiempo Florencio, al tiempo, tengo más experiencia que tú en estos asuntos, he criado a seis hijos”
Lo cierto es, que aun siendo más pequeño que su hermano en edad, ha llegado a ser más grande que él, Julián cuando tiene algún problema en el colegio, enseguida va donde su hermano, con Lucas nadie se mete, si vienen tras su hermano, el los mira con rabia y los puños cerrados, salen escopeteados, huyen a toda prisa. A Florencio, su padre, le han detectado una enfermedad mala, el hombre ya no puede trabajar en el taller de motores eléctricos, lleva más de un año de baja, está consumido el pobre, sus dos hijos le ayudan en lo que pueden porque lo que es su madre, no cesa de llorar. Toda la familia, ve llegar en desenlace de esta enfermedad incurable, tratable sí, pero incurable, el pobre está cansado de tanto tratamiento y de tantos viajes al hospital.  “Querida mía, estoy cansado de vivir así, deseo morirme, no hago más que joder a todo el mundo”  “¿Pero que dices hombre? anda que no te queda vida por delante…”  “Que mal mientes Dora, ya no estoy para que me cuenten cuentos”
Al entierro ha venido mucha gente, como lo entierran un sábado, han podido venir todos los compañeros de trabajo, algunos de ellos con sus esposas. También ha estado en el entierro su jefe, le ha hecho saber a Dora que no debe preocuparse por el dinero, hasta que no se arreglen sus asuntos, él le pagará el sueldo completo que cobraba su marido, por algo estuvo trabajando en la empresa veinte años, sin causar ni una sola baja, ni cuando le calló en lo alto del pie, un motor que se soltó de un ternal. Algunos compañeros lo criticaron por eso, los perjudicaba, marcaba un mal precedente, pero después, entendieron que era lógico que no cogiera la baja, no iba a cobrar si no trabajaba.
Con los años, la empresa se ha trasladado a un polígono fuera de la capital, Lucas está a punto de terminar sus estudios de bachiller, por consejo de su madre ha ido a hablar con el antiguo jefe de su padre, está un tanto desconocido, se ha quedado calvo como una bombilla, y en la oficina, está todo informatizado, un contable, y más allá un hombre ya entrado en años y una chica relativamente joven, llevan los asuntos de la empresa.  “Caramba, caramba, así que tú eres el hijo de Florencio… bueno mira, ahora en lo que es la oficina no me hace falta nadie, pero… si quisieras trabajar en el almacén, te contrataría a gusto. Ahora trabajamos con horario intensivo, es decir, de siete a tres de la tarde, casi todo lo que se fabrica es para la exportación, tenemos buenos clientes en media Europa.
Lucas es un hombre fuerte como un roble, de metro ochenta y cinco, con unas manos que bien pudieran servir para partir un ladrillo por la mitad, tal es la impresión que causa en Mauricio, el dueño de la fábrica, el porte de Lucas. Solucionado el asunto del transporte, desde su casa a la fábrica por medio del autobús, hasta que tenga coche propio, a comienzos de mes comienza a trabajar a las órdenes del encargado del almacén, un tipo pequeño y con cara de mala leche, con gafas redondas y bastante exigente a la hora de que se cumpla lo que él dice. Lucas comienza a adaptarse a ser un segundón en el trabajo, el que obedece, no el que manda como él pensaba.
Ir y venir al trabajo con transporte público, no le gusta nada, especialmente a la hora de volver a casa, el bus se llena de olores de sudor, de pies sucios, en este polígono hay empresas de todo, de modo que también tienen que haber olores de todos los tipos. Está deseando comprarse un coche nuevo, aunque sea sencillo, no es de esos que piensa en los coches, como objetos para hacer carreras en la carretera. Pero el salario, no le da para esto de momento, se tiene que conformar con algo de segunda mano, cuando pueda comprarlo. Un amigo, después de determinado tiempo trabajando, lo lleva a un concesionario, donde tienen un surtido de coches de ocasión muy bueno. Pero no quiere comprometerse a pedir un crédito para esto, prefiere algo que sea sencillo aunque haya hecho kilómetros, los dos se pasan tres horas mirando coches, hasta que encuentra uno que le parece que le va a ser útil, es asequible y práctico, no es muy grande, podrá moverse por ciudad y carretera bien con él. Regatea el precio, le rebajan quinientos euros y le ponen alfombrillas nuevas, escobillas en el parabrisas y le cambian el radio casete por otro que pueda escuchar C.D, no está nada mal.
Cuando recoge el coche y circula camino de su casa, piensa en tener un apartamento propio, eso sería lo más, pero necesitaría la ayuda de su madre, que ahora está inmersa en los gastos de boda, de su hermano mayor Julián. ¡Me cago en todo, yo siempre el último! Que quieres, naciste después que tu hermano, él tiene ventaja sobre ti, piensa. Familia y amigos, bajan a la calle a ver el coche que ha comprado  “¡Que guay tío, y es un diesel, ahorrarás pasta! yo creo que te saldrá más barato que ir en bus, al precio que salen ahora los bonos del bus… ya me lo prestarás un día ¿no?”  “Ni lo sueñes, esto es una herramienta de trabajo, no lo he comprado por gusto, ha sido porque lo necesito, es lo mismo que si me pidieras los zapatos, ¿tú crees que te los prestaría?” Cuatro de ellos, incluido su hermano Julián van a celebrarlo a un bar cercano a casa, liquidan una caja de quintos de cerveza y unas cuantas tapas.
El día de todos los santos, se ha acercado al cementerio con su madre, han limpiado el nicho y puesto flores frescas que ya por la tarde no estaban, otros las han cogido para ponerlas en los nichos de sus parientes muertos, para eso  sirve que te gastes la pasta en flores, ¡que miserable es la gente!. Al plegar de trabajar hoy, se ha encontrado con Soraya, la chica de la oficina al pasar por delante de la entrada del polígono, se ha parado para preguntarle que hace allí  “Pues que el caradura de mi novio me ha dejado de plantón, ya ves”  “Si quieres yo te llevo donde haga falta, sin problema”  “Lo he llamado al móvil y lo tiene apagado o fuera de cobertura”  “Pues será eso ¿no?”  “Que va, como si no lo conociera, este ha ligado con alguna chavala de la oficina y me ha dado calabazas, no es la primera vez que me lo hace”  “¿Cómo, y sigues con él?”  “Pues si, ya ves, soy así de tonta, estoy enamorada de este burro, esta es la explicación”  “Pues vaya, si de novios estáis así, imagínate si os casáis”
Al final, la propia Soraya se ha convencido que no va a venir a buscarla, se sube en el coche de Lucas y deja que la lleve a su casa. Por el camino, ha salido a relucir la conveniencia de casarse o no, es decir, juntarse, tener una pareja y punto, Soraya es de las que piensa que casarse es un atraso, a diferencia de Lucas que cree, quizás por lo visto en su propia familia, que casarse es bueno, conveniente vamos. El asunto ha quedado en tablas, cada uno ha aportado sus criterios, sus opiniones, y con ello, sus conclusiones.  “Muchas gracias Lucas, te estoy agradecida porque nunca con nadie, he hablado de este asunto, ha resultado instructivo”  “Yo también he disfrutado de tu compañía, lo mismo digo en mi caso, son cosas que ha menudo piensas, pero que si no tienes a nadie con quién compartirlo, te lo quedas para ti, y eso, casi nunca es bueno”  “Otro día, si se brinda la ocasión podemos hablar de otras cosas ¿te parece?”  “Cuando tú quieras Soraya, ya sabes donde encontrarme”
“Tú hermano y tu cuñada nos han invitado el próximo domingo a ir a su casa, comeremos con ellos si te parece bien, dice Julián que han hecho unas cuantas reformas, que la casa ha quedado más grande de lo que era”  “Muy bien mamá, haces bien en decírmelo, porque tenía pensado en decirles a un par de amigos que iríamos al campo con las bicis”  “Puedo decirle a tu hermano que venga a buscarme, ya sabes que él no va a poner inconvenientes a eso”  “No, no, vamos juntos, tengo ganas de saludarlos, hace tiempo que no los veo” En cuanto han llegado a casa de su hermano y cuñada, se sorprenden de las muchas cosas que han cambiado allí, la entrada de la torre, el jardín, el porche nuevo que no han querido desvelarles hasta que vinieran, está todo cambiado. Su hermano con bermudas, ha salido a recibirlos en cuanto ha oído el claxon del coche, se saludan efusivamente, su cuñada está en la parte de atrás, Lucas no sabe si mirar o no, lleva un tanga mínimo y una mini camiseta sin sujetador, las domingas le bailan a su aire bajo aquella prenda, que cuando se agacha, le salen por debajo.
Lucas no está cómodo ese día que pasa en casa de su hermano, claro que cada cual en su casa viste como quiere, pero… hay cosas que se deben evitar, habiendo vecinos tan cerca, tan solo divididos por la cerca que los separa de los vecinos. Está claro que a Julián no le importa, siempre ha sido un tío moderno, consentidor, tolerante en esas cosas. Después de la parrillada de carne y los helados, Lourdes sirve los cafés, las tetas casi tocando el antebrazo de Lucas, joder… ¿y como es que mi hermano no le dice nada si lo está viendo?  “Lucas, si deseas cualquier otra cosa no tienes más que decirlo” le canta al oído Lourdes. Madre mía, mi pobre hermano se las va a ver y desear con esta chica, me parece que va más movida, que el carro del tío Genaro. Miraditas, guiños de ojos, mordiditas de labios, decididamente, mi hermano va a tener faena con Lourdes, porque a una mujer así no se la puede parar de cualquier forma. Afortunadamente llega la hora de marcharse, abraza a su hermano, le va a dar dos besos a Lourdes, pero esta se le agarra al cuello  “Vuelve pronto cuñado”  “Si, claro que vendré pronto”
Ha tardado más de un año en volver a casa de su hermano, ha vuelto para presentarles a su novia, Lourdes, que después de por lo visto aguantar cada vez más guarradas de parte de su antiguo novio, se ha cansado de él y ha decidido salir con Lucas, un hombre cabal, todo un caballero. Lucas ha advertido a Lourdes sobre como es su cuñada, más que nada, para que no se llame a engaños, si ve una actitud extraña para con él  “Mi cuñada es como una bomba de relojería, nunca sabes por donde te va a salir, parece que me tiene un afecto especial, o quizás sea que es una calentorra de cuidado, no lo sé, pero te advierto que jamás le he dado motivo alguno para que sea tan afectuosa conmigo”  “De acuerdo, estaré preparada, sabiendo lo que me espera, estaré constantemente vigilándote a ti y a ella, te advierto que soy muy celosa de todo lo que es mío”  “Ja,ja,ja, por favor no montes ningún espectáculo ¿vale?”
Efectivamente, la visita ha resultado molesta para los dos, las mismas insinuaciones, las mismas miradas, todo ha resultado en que se sintieran mal durante el rato que han estado de visita, menos mal que no han aceptado comer con ellos, tenían otros planes, y es cierto, a las cinco, han quedado en casa de unos amigos de Lourdes, para hacer las presentaciones oficiales. Por su parte Dora, está muy contenta en lo que respecta a su hijo Lucas, considera a esta muchacha, una buena persona, muy diferente de Lourdes, donde vas a parar, la exhibicionista, la buscona, una persona, que considera que hace infeliz a su primogénito.  “Ya veremos lo que duran juntos estos dos, me da a mí que no mucho, tu hermano no es persona para soportar que le hagan estas cosas en la cara. Se hartará, y un día de estos tendremos una desgracia, conozco bien a mi hijo, ya lo verás”
Aunque sea de segunda o tercera mano, ve en Soraya a una chica valiente, que ha tenido que luchar mucho, para llegar a ser la mujer que es ahora. Sabe que Lucas ha tenido que luchar mucho consigo mismo, para rectificar su carácter, hasta consolidarlo, hasta poder ver la realidad de las cosas, antes era muy soñador, antes era un soñador de armas tomar, ahora, desde que sale con Soraya, la cosa ha cambiado mucho, le está ayudando a ser un hombre de primera fila, no uno de esos que se esconde entre las masas de gente para pasar desapercibido, es un hombre nuevo. Dora siempre ha dado mucha importancia a la virginidad, a la castidad, cosas de cuando la educaron en el hospicio, ya le gustaría a ella que Soraya fuera además de todas las cualidades que tiene, virgen, ¡hooo, sería el colmo de sus deseos!, pero va a ser que no. La buena de Soraya, ha pasado por varias “manos” por decirlo de algún modo.
Era joven e incauta, ¿qué quieres?, como todos los mortales tenía inquietudes y efectos del crecimiento físico, que no podía controlar, cuando alguien llama sea o no, por casualidad a una puerta entreabierta así, ¿qué, que pasa? pues que sucumbes, tu físico entonces se hace dueño de tu mente, te reconduce, sin que puedas evitar el enfrentamiento, con alguien del sexo opuesto, y después del primer choque, que no siempre debe ser obligadamente extraordinario, te conviertes en un auto de feria, todos quieren chocar contra ti, se divulga, corre como un reguerón  de pólvora, que cualquiera puede llamar a tu puerta, que le será abierta. Es verdad, equivocadamente, Soraya ha estado abriendo esta puerta con demasiada frecuencia, se ha descontado de los chicos que han pasado por el arco de sus piernas, pero no es ninguna puta, es una mujer mucho más sexual que otros humanos, eso es todo, lo que pasa es, que Lucas todavía no lo ha descubierto, no ha querido prestarse a este juego, sin antes, tener de parte de los dos, la  certeza del compromiso.
Una de las veces en las que ya han comenzado estas relaciones carnales, han tenido un par de anécdotas, peculiares, una de ellas, Mauricio, el jefe los encontró follando a pie derecho en una esquina del almacén, alguien se chivó, normal, Soraya no es una de estas mujeres silenciosas precisamente, vive cada contacto sexual con toda la pasión. Otra, dentro del coche, delante de una parada de bus, vale que era de noche, vale que estaban en un barrio donde el autobús pasa de higos a brevas, pero se pasaron, las luces del bus los iluminó de lleno, solo con la camisa puesta y la corbata, porque el resto de la ropa de ambos estaba esparcida por todo el coche, Lucas salió de allí cagando hostias, regresaban de una cena de empresa, y les dio por pararse allí para echar un polvo, ¡cuanta prisa leches, les faltaban cinco minutos para llegar a casa, haber esperado hombre…!
Durante años había vivido en la sombra, haciendo vida normal, sin embargo, desde que conoció a Soraya en toda su extensión, comenzó a ser el protagonista de mil historias diferentes, que fueron corriendo por todo el barrio, ya no podía seguir siendo un segundón, con la ayuda de las personas allegadas a él, había empezado a ser el auténtico protagonista.


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