VOLANDO HACIA NINGÚN
LUGAR.
-Maestro,
¿Por qué tengo alas en la espalda si no puedo volar?
-No
puedo contestarte a esa pregunta, es una cuestión de convicción supongo.
-¿Convicción
de qué? Está muy claro que no estamos hechos para volar, si así fuera se nos
habrían asignado nidos en los árboles o en los riscos de las montañas para que
hiciésemos allí nuestro hogar. Sin embargo compramos casas, nos empeñamos de
por vida para pagar hipotecas, o en el mejor de los casos pagamos a terceros
para que nos alquilen un lugar donde vivir
-¿Y
quién te ha dicho a ti que no deberíamos vivir allí, en las alturas, fuera el
lugar que fuere?
-Me
lo dice la intuición, nosotros no somos como los pájaros, ellos llevan a cabo
grandes migraciones cada determinado tiempo, nosotros no, somos sedentarios
donde nos afincamos allí morimos.
-Eso
es muy relativo, en primer lugar tú no eres intuitivo, al igual que yo no lo
soy. Los humanos somos seres inteligentes, pero nuestra inteligencia está
medrada por toda una serie de condicionantes, que nos han sido impuestas por
sistemas políticos para alimentar sus intereses. Nuestras alas son de adorno,
para ilusionarnos de que somos libres, incluso podemos moverlas, aleteamos con
ellas, y nos damos ínfulas de lo grandes que las tenemos y poderosas que son.
-Entonces
respóndame a una pregunta, si pudiera volar ¿adonde iría?
-A
ninguna parte iluso, todo lo que somos es una mera ilusión, hasta los zapatos
que calzamos, todo es parte de un proyecto desconocido, del que formamos parte
de una forma relativa.
-¿Es
por eso que está recluido aquí? Vive como un asceta, no se hace con nadie,
salvo con unos cuantos discípulos que deseamos saber algo más acerca del
significado de la vida que llevamos.
-¿Y
te parece poco? Con vosotros cuando venís a este rincón mío, sois todo cuanto
necesito, esto me invita a meditar, a reflexionar sobre el significado de todo
cuanto nos rodea. Es así como puedo modificar cosas, el saber que hay oídos que
me escuchan, al margen de cómo actúan los que acuden a mí, me vivifica, me
procura paz interior.
-Estoy
agradecido de que me reciba en su casa, ya no hablo por los demás, solo por mí,
me hace un gran bien estar a su lado escuchando sus consejos, ¡su vida debe haber
sido tan rica…!
-Si
hablas por las barbas que me adornan te equivocas, la riqueza no la procuran ni
una esposa ni los hijos, ni el dinero que puedas poseer, ni aun el poder que
puedas manifestar sobre los demás, la riqueza es una condición de corazón, así
cuando la mente necesita el descanso oportuno, disfruto de mis sueños, sean los
que sean, pues hasta de los sueños se aprende.
-Pero
si usted casi no duerme, sea la hora que sea del día, le he hallado durmiendo,
su sueño debe ser ligero, como el de muchos animales, que con los ojos cerrados
dormitan pero siempre están atentos.
-Eso
no es malo, has de saber que el hombre de verdad, es aquel que valora más lo
que ignora que lo que ha aprendido. ¡Hay tantas cosas por saber y tan poco
tiempo para descubrirlas…! Por esa razón el dormir no es demasiado importante
para mí.
-Lástima
que la vida sea tan corta, cierto, y encima se nos han dado alas inservibles,
que nos estorban más que ayudarnos.
-No
te quejes, no sabes si en algún momento te serán de utilidad, yo las he usado y
te puedo asegurar que es fantástico lo que puedes llegar a descubrir con su
uso.
-De
modo que ya las ha usado… cuente, ¿Qué se siente al poder volar?
-No
te he dicho que haya volado, solo que las he usado, que es muy diferente. Hay
muchas aves que no pueden volar y sin embargo tienen alas, fíjate si no en las
gallináceas, en los avestruces, en los cormoranes, tienen alas pero no pueden
volar, no parece que sean infelices por ello. Y estos son solo un pequeño
ejemplo, al final de todos ellos, estamos nosotros, que además se nos han dado
unas alas completamente desproporcionadas.
-No
entiendo que quiere decir entonces con que las ha usado. Las alas solo tienen
el propósito de volar.
-Creo
que no has captado la idea. He querido decir que el uso que cada uno le de a
las alas, está en la mentalidad que tenga. Si siempre estás pensando en que
podrías volar, serás una persona frustrada e infeliz. Por el contrario, la
aceptación de que tienes un adorno con plumas que crece en tus omoplatos, hace
que te olvides de ellas, usas las alas como usas las piernas o las manos, es
una extensión de ti mismo.
-Maestro
a esto yo le llamo resignación.
-Puede,
entonces tienes que resignarte a ser una persona alada. ¿Hace esto que desees
la muerte?
-No
claro que no, solo que es una pena tener determinadas características que no se
pueden usar. Eso es lo lamentable, pero en general, estoy contento de ser como
soy.
-¿Solo
contento? Deberías estar inmensamente agradecido, somos personas humanas y
además tenemos alas, ¿te parece poco, cuantos animales pueden decir eso? Si
quieres puedes usarlas, te puedo ayudar a descubrir como, pero con condiciones.
-¿Cuáles?
Estoy dispuesto a cualquier cosa que me pida, deseo de todo corazón poder
descubrir para que llevo esta carga innecesaria.
-La
primera condición, es la que de aceptes, que esas alas que llevas en la espalda
no son innecesarias. Nada de lo que hay en el universo es fútil, todo tiene su
propósito y su utilidad. La más pequeña brizna de hierva del campo, es
necesaria, imagina por un momento si se prescindiera de la hierba, el caos se
apoderaría del mundo, si después de la muerte de esa brizna no hubiera otra que
la substituyera, no existirían los ecosistemas que nos mantienen vivos.
-Entiendo,
todos somos necesarios aunque nadie es imprescindible, es eso lo que me quiere
decir ¿verdad?
-De
alguna manera eso es así, fíjate que no todos tenemos las alas iguales, unos
las tienen más grades que otros, a unos les salen de color, sin embargo otros
las tienen blancas o marrones, esa diversidad nos convierte en una especie
única, ¿has pensado en ello?
-Lo
cierto es que no, he pensado en las alas de forma genérica, en el hecho de que
todos las tenemos, pero me he centrado más en el propósito de esta deformidad,
que por lo que ahora observo, no es tal.
-Ahora
ya las estás utilizando, ¿te das cuenta?, tu mente las está comenzando a
apreciar, empiezas a asimilar que los defectos son relativos, que son
insignificantes, que detrás de ellos hay escondidas grandes cualidades, esas se
tienen que potenciar, extiéndelas bien, aunque al principio te duela la
espalda, con el uso y esta nueva mentalidad, las alas las verás como algo
maravilloso.
-Maestro
eres un sabio, me gustaría poder hacer deducciones de este tipo. ¡Tengo todavía
tantas incógnitas sobre la vida…!
-Pues
para descubrirlas, comienza por tratar de entender la muerte, da marcha atrás
en el reloj de nuestra existencia y poco a poco se resolverán esas incógnitas,
pero no olvides que todo esto lo tienes que hacer, llevando tus alas de forma
orgullosa, practicando con ellas.
-Lo
haré, deseo ser más feliz…
-Sssssss,
no digas eso, ya eres feliz en la medida
que te corresponde, yo te sugiero, que vayas mirándote como si fuera delante de
un espejo, ahí veras, mirando hacia atrás, como eres, quién eres y quién eras
hace poco tiempo atrás, eso te dará alas para seguir impulsándote hacia
espacios desconocidos.
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