jueves, 12 de junio de 2014

HASTA CUANDO SEÑOR...


                                 HASTA CUANDO SEÑOR…


No es sin razón, millones de personas dirigen sus miradas al cielo, buscando consuelo, ayuda, protección, soluciones urgentes a problemas urgentes.
Y este llamamiento no excluye a ninguna clase social en concreto. Unos porque ven acercarse determinado desastre personal, otros porque quieren que llueva, incluso algunos, hacen llamamientos silenciosos para que de alguna manera, alguien o algo, acabe con sus miserables vidas.
Pero… ¿porqué miramos al cielo en busca de respuestas, quién hay ahí arriba que escuche estas peticiones?
Los que creen en los santos celestiales, que ahora son espíritus, los pasean en procesión rezándoles plegarias o flagelándose, con el fin de ser escuchados. Para pedir que lleguen las lluvias, especialmente en Sudamérica se acude a Santa Bárbara, creo que en España también, aunque me han informado por ahí, que hay más santos a los que rezar que son más efectivos.
Pero amigos… cuando llegan las lluvias, no llueve siempre a gusto de todos, es normal, en unos lugares llueve y la cosa tira bien, mientras que otros sitios diluvia y se inunda todo, o se lía a caer granizo, que ya ni te cuento como maldicen al cielo los que antes rezaban porque lloviera.
Todo no puede ser, el santo puede que interceda a quién quiera que sea, pero no le puede poner condiciones al tiempo. La cosa es así, si llueve moderadamente, se satura la tierra y los cereales crecen de coña, vale, pero como granice… sueltan sapos por la boca a quienes no les conviene.
Están también los desesperados de la vida, aquellos que son maltratados al máximo de sus posibilidades, los que ya no pueden vivir más tiempo en determinadas circunstancias, que tienen unos gobiernos que pasan de ellos, estos también miran al cielo, y se preguntan, que han hecho ellos para merecer eso. ¿Qué es lo que he hecho yo señor para merecer eso? Nada, tú nada, son los que quieren chuparte la sangre aquellos que te tienen en estas circunstancias, no hace falta que te desgañites gritando al cielo, nadie escucha en esta ocasión.
Si hay alguien arriba que está al tanto de esta situación, pensará que no es asunto suyo, él es un espíritu y como tal, no puede influir en los problemas de los hombres, vive en otra esfera, en otra dimensión que le impide por su propia naturaleza, inmiscuirse en estos temas. De manera que, ya puedes ir rezando que no la quieres, que si te toca, te toca y punto.
Otros huyen de la desgracia de la guerra, eso si que es jodido, es una lotería funesta, todo va marcado por los intereses armamentísticos de determinadas potencias, si quieren que la guerra llegue adonde estás viviendo llegará, no hay que preocuparse, cuando llegue ya se verá lo que se hace. Pero levantar las manos al cielo pidiendo piedad, cuando caen bombas y silban balas alrededor de uno, no vale para nada, seguirán cayendo hasta que alguien se canse de invertir en armas, o a alguien no le convenga suministrarlas. Puedes pensar, Hay mira, ahora parece que se va a solucionar todo, se han sentado a negociar las dos partes en conflicto… Nada hombre, no te creas de la misa la mitad, y de la mitad que queda, desconfía. Al cabo de cuatro telediarios, todos con las mantas en la cabeza, y a huir a alguna zona protegida, que está llena de señores con cascos identificativos que te “garantizan seguridad”.
Y por último, están los que claman al cielo, pidiendo ayuda o pegándose golpes en el pecho en señal de arrepentimiento, jurando que nunca más van a volver a hacer lo que hicieron mal, pero que se les libre de todo mal, que harán penitencia, que irán cada día a misa a poner una vela a san No se qué, pero que el cielo les libre de la prisión, de los juicios, del que dirán los demás que los tenían en alta estima, que no violarán a ninguna mujer más, que no robarán más millones, que querrán a sus mujeres con todo su corazón. ¿Cómo van a hacer eso si ya tienen el corazón podrido? Pues nada oye, aun así, quieren que el cielo les escuche.
Y mientras tanto, todos ellos sin excepción, unos con razón y otros sin ninguna, claman al cielo… “¡Hasta cuando señor…!



                                                                     -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-  

No hay comentarios:

Publicar un comentario