CIENCIA MADRE
Está
bien, ciencia, “scire” en latín, o conocimiento humano. Esto va bien, si se
queda ahí, lo que ya no está tan bien, es que se hable a la ligera, de ciencia
exacta. ¿Porqué, porque determinados estudiosos han concluido que han hecho
investigaciones que les han llevado a determinada conclusión?, no señores, no,
eso no es así. Y no escribo esto a la ligera, de eso nada.
¿Cuántas
veces se han corregido datos, se han contradicho unos a otros respecto al mismo
hecho? Millares de veces, en ocasiones me pregunto, si no es la propia vanidad
de estos científicos, lo que les hace presentar estos argumentos como
definitivos. Sí, porque el Carbono 14,
ha medido estos datos y concluye que este fósil tiene 150 millones de años de antigüedad.
Vale
nen, lo que vosotros digáis, ¡que vale hombre no te pongas así, que me lo creo…! Total, descreer cuesta bien poco, y no lo
digo porque sienta animosidad contra los científicos, nada de eso, al
contrario, los aplaudo, me inclino ante ellos. Ante los que hace muchos años
ya, están proclamando a los cuatro vientos que los polos se derriten, ante
estos sí que hay que descubrirse.
Sociedades
de científicos, que se desgañitan diciendo, que nos estamos cargando todos los sistemas
naturales, por el puñetero interés de políticos, que no quieren ver lo que no
les interesa, más que el miserable poder, los sucios negocios de armas que
tienen montados, y las guerras que montan y desmontan por puro antojo.
¿Qué
tienen que decir de ellos, los científicos que SABEN los resultados de enviar
basura al espacio, y cargarse de ese modo, lentamente pero sin pausa, el mundo
en el que vivimos? A eso no tienen nada que decir, porque todo es secreto, no
vayan a enterarse los vecinos de al lado, que ellos tienen bajo tierra en
lugares remotos, arsenales de armas químicas capaces, de destruir a diez
humanidades como la que ahora habita la Tierra.
Ciencia…
le llaman ciencia a hacer números y hacer combinaciones en sendas pizarras,
para enseñar a universitarios. ¡Vaya hipocresía la de estos memos!, sabrán
mucho de muchas cosas, pero de humanismo… más bien poco, nada. Recorren el
mundo dando conferencias, recibiendo premios Nóveles, condecoraciones y ve tú a
saber cuantas cosas más -seguro que
buenas jubilaciones también-, pero su ciencia, no va más haya de los juegos de
magia Borrás que se venden en navidad para niños pequeños.
¡Que
pena dan estos pobres cerebritos…! sacrificados desde su más tierna infancia
muchos de ellos, porque destacaban en matemáticas, o en el campo de las
ciencias físicas. Ya no podrán volver a ser jamás ellos mismos, están vigilados,
controlados, espiados, ellos y sus familias. Son esclavos de su propio orgullo
desmedido, pueden vanagloriarse de todo cuanto saben y los logros conseguidos,
pero luego, cuando están solos, muchos de ellos lloran amargamente, cuando se
desenfundan de sus trajes de pingüino, y tienen que ir a dormir solos, a una
habitación aparte de la de sus propias esposas.
¿Vale
la pena tanto saber, tanto calcular, tanto conocimiento que no sabiduría, tanto
júbilo pasajero, inútil? Scire, conocimiento humano aplicado a la mutilación,
la guerra, la injusticia, la pobreza, y una larga lista de otras muchas
maldades indescriptibles.
Confucio
dijo en cierta ocasión: “El verdadero conocimiento es saber la magnitud de la
propia ignorancia”
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