LOS DOCUMENTOS
Es
costumbre, en esta casa, que todo vaya manga por hombro, todos, los cinco
habitantes, tienen sus quehaceres, los chicos el colegio, luego los deportes.
Los dos más pequeños terminado el colegio, van a clases de piano y violín
respectivamente
Lucas
el padre de familia, apenas tiene tiempo para nada, más que para su trabajo
claro. Enseña periodismo en la universidad, además colabora con un periódico
importante, eso consume el resto del tiempo libre, que bien podría utilizar
para estar con su familia. Además de eso, trabaja también en una televisión pública,
participa en debates de política, de economía y sociología, que es básicamente
de lo que escribe en su columna diaria.
Buenas…
¿el señor Hurtado? Sí vive aquí ¿qué
desea? Solo que me ponga una firma
aquí, traigo unos documentos para él. Haber,
espere un momento por favor, voy a ver quién hay en la casa -esta es Sole, la criada-. Da una voz desde
la entrada cerrando la puerta de la calle antes Haber, ¿quién hay por ahí arriba que pueda
bajar un momento a recibir un paquete?
Entreabre
la puerta de nuevo ¿Quiere pasar…? Baja por la escalera Támara, la mayor de
todos, dieciséis años pero aparenta veinte, mide un metro ochenta y cinco,
juega a balón mano. ¿Dónde hay que
firmar? Aquí señorita -le indica el repartidor de UPS-. Vale ya está. Ha dejado el gran sobre
amarillo sobre una mesa que hay justo en la entrada de la casa, junto a otras
muchas cartas y papeles que hay allí. Al ser más voluminoso que todo lo demás
lo deja debajo de todo para que no se caiga el resto de cosas.
Sole
cierra la puerta, sacudiendo un paño que siempre lleva prendido al delantal dice Ya está bien de fumar hierba ¿no te parece?,
no me puedo imaginar, como podéis estar las dos encerradas hay arriba… Támara no contesta, se limita a ignorarla y
subir de nuevo las escaleras de tres en tres, se oye la puerta de la habitación
de la chica cerrarse sin piedad. Está estudiando con su mejor amiga, no se conoce
en casa la presencia de ningún chico que la acompañe. Sole sabe que en el
instituto donde estudia, la tienen por bollera. Quizá sea cierto, pero esto no
es asunto de ella, cumple con su horario, y luego se retira a la casita que hay
junto a la piscina, allí vive, es interina pero sin serlo. Un marco de plata,
con La Pilarica en el interior, también en plata, es el único lujo que puede
permitirse, el resto de la casita es bonito pero sin ostentación alguna, un
sofá de dos plazas de alcántara y una tele de plasma, es lo único que tiene de
más comparado con otras criadas. Y macetas con flores en todo el frontal de la
casa, eso sí, que las flores no se las toque nadie porque si no… como buena
baturra, arma la de San Quintín.
¡Hola…!,
¿dónde estáis todos?, por dios, esta casa con todos los que estamos aquí, y no
sale nadie a recibirte, ¡he, que ha llegado mamá! Sole piensa, ahora me llamará a mí ya
verás. ¡Sole…!, donde puñetas está la
gente. A mí no me preguntes Mariví,
ando toda la tarde en la cocina, he escuchado puertas, entrar y salir gente,
pero quién eran o dejado de ser, ni idea.
¿Y mis pequeños? Yo creía que el
señor se habría puesto en contacto con usted para recogerlos de música. ¡A mi no me ha llamado! A, pues llámalo tú ahora. ¿Dónde estás Lucas? En casa Nicolás cenando… mira tú que bien.
¿No ibas tú a recoger a los pequeños?
Pues podías habérmelo dicho ¿no?, quieres salir de ahí un momento que
casi no te oigo… así que le has dicho a Encarna que los recogiera ella, vale,
pero es que chico… no nos ponemos de acuerdo nunca con tanta mierda de visitas,
viajes y mandangas. Vale nos vemos luego, un besito, yo también a ti cariño.
Llega
la noche, bueno, la media noche pasada, se escucha el ruido de la puerta del
garaje, llega Lucas, ¡por fin en casa! se dice a sí mismo, joder, ya tocaba,
vaya semanita que llevamos. Antes de salir del coche, en el garaje, saca del
maletín la agenda electrónica y revisa las actividades de mañana. Menos mal, solo hasta las doce, el resto del
día libre, por fin. Entra en casa, desconecta la alarma y luego la vuelve a
conectar, silencio sepulcral, salvo en la habitación de Támara, sale por el
quicio de la puerta el olor a marihuana, música puesta muy baja, y risitas, que
ya sabe interpretar desde hace más de un año.
Entra
en el vestidor, que tiene puerta de entrada por el pasillo y la habitación de
matrimonio, se desviste y cruza el pasillo cubierto con un albornoz hasta el
baño. Abre el mando de la ducha, y se sienta en el pequeño banco de madera de
teca que está pegado a la pared, estira las piernas y las flexiona
repetidamente, se frota los pies, el baño se va llenando poco a poco de vapor
del agua caliente, se relaja, se levanta y enjabona luego, rápidamente se seca y
se vuelve a envolver en el albornoz. Va a su habitación y cierra la puerta, al otro
lado de la pared, escucha a su mujer, respira profundamente. Si no llegan a
casa al mismo tiempo, o con poca diferencia de hora, se acuestan juntos, sino,
no. Es un acuerdo tácito que tienen, desde que ya decidieron que los horarios y
sistema de vida que tenían, eran un tanto incompatibles en lo que al tiempo se
refiere.
Mariví
se ha quedado dormida con un libro abierto sobre la cama y la luz de la mesilla
encendida. Él no, es más metódico, cuando se acuesta es para dormir,
desaconseja que la gente se acueste leyendo,
Para leer -le contaba a un
matrimonio amigos suyos- hay que buscar
un lugar concreto, sentado cómodamente, con buena luz, luego uno se acuesta, la
cama está para eso, para descansar, para el reposo, no se pueden hacer las dos
cosas a la vez.
No
ha pasado por la habitación de los gemelos, da por sentado que estarán
durmiendo, aunque no sabe que se han quedado a dormir en casa de Encarna. Al
contrario de ellos, Encarna se pasa gran parte del día en casa, habita con su
hijo Julio la parte baja de la casa, la parte alta es solo su habitación, un
baño y el resto es su estudio de pintura, es impresionista y ha hecho buenos
dineros en galerías de arte, donde sus obras son apreciadas. En Japón sus
cuadros se venden como si fueran rosquillas, y no se queda ahí la cosa, en el
vecindario ha diseñado varios jardines Zen, tiene la mano rota para este
trabajo. Se tuvo que empeñar bastante para comprar una casa aquí, pero ya la
tiene pagada sobradamente, ha sabido invertir bien su tiempo, y tiene mucho tiempo
para su hijo Julio, que ha heredado su misma sensibilidad.
Sole
en su día libre, pasa muchos ratos con ella, disfruta de su compañía y su
filosofía de vida. Se entienden muy bien, las dos son personas sencillas de
espíritu. En lo único que disienten es, que Sole, este empeñada siempre, en
tratar de convencerla, que necesita una religión que le de esperanza en el
futuro. Cuando llegan a este punto, Encarna la mira de reojo, lo que significa
que ya tiene suficiente sobre el asunto, que no insista más.
Alfonso
y Alonso, los dos gemelos, son tan iguales que es casi imposible distinguirlos,
en el liceo donde estudian, cuando no los confunden de cara, les cambian los
nombres, de forma que, tienen que pasarse gran parte del día haciendo
rectificaciones a unos y otros, a maestros y condiscípulos. Algunos se han dado
por vencidos y solo los llaman gemelos, al ser los únicos en el liceo que son
iguales, los dos, el que está más próximo al que llaman, vuelve la cara para
atender. Contrario a Julio, el hijo de Encarna, ellos se pasan gran parte del
tiempo en la parcela, buscando animales para martirizarlos. Ya han tenido
buenas broncas con Sole al descubrir esta, que habían clavado a una pequeña
golondrina, clavada por las alas a un árbol, claro está, que ellos lo han
negado Que sepáis los dos, que por ahí
se empieza, tenéis que tener mejores sentimientos con los animales, su padre
alertado por lo que le ha dicho Sole, les ha regalado un perro cocker al que
han puesto por nombre Blas, como el compañero más odiado por ellos en el
colegio. A los dos meses de tenerlo, le han pegado las orejas una a la otra por
encima de la cabeza, con pegamento loctite, no hace falta decir que a su padre
le pareció una broma de mal gusto, nada más. El veterinario se encargó de
arreglar el desaguisado de las orejas del pobre perro. Mida tiene por nombre,
cuando su padre les preguntó el porqué de ese nombre, los dos contestaron que
faltaban dos letras en mitad del nombre
¿A sí, y cuales son? La E y la
R ¿Le queríais poner de nombre, mierda…? No, pero es que no nos gustan los perros
tontos y peludos, hubiéramos preferido un Rottweiler…
Su
mujer Mariví, va a golpe de pito con avisos de la inmobiliaria, llamándola para
que vaya a esperar a unos señores, que llegan de tal o cual lugar, para
enseñarles chalets de lujo. Es la dueña, en consecuencia se puede permitir
pocos errores, el personal a su cargo ya comete suficientes como para que ella
caiga también en esta dinámica, eso la podría llevar al desprestigio y la
ruina. Por la mañana a primera hora, ha recibido la llamada de un señor
italiano, que viene en su avión privado, para ir a ver una propiedad, que vende
un famoso futbolista, que se ha marchado a jugar al extranjero, debe ir al
aeropuerto de Madrid, Barajas a recogerlo. Se empolva la cara en el coche,
mientras calienta el motor del Jaguar, se pasa la barra de labios y arranca a
toda prisa. A esta hora, la circulación es imposible, atascos en todas partes,
pero templa los nervios y consume un cigarrillo echando el humo por la ventana,
al fin llega a la terminal, justo acaban de llegar, están en la sala VIP del
aeropuerto, se identifica y salen de allí con más tranquilidad, por el camino
ha encargado un buen aperitivo para el mediodía.
Lucas
ha tenido unas palabras sobre la columna que ha escrito para el periódico de
mañana. Como cambies una sola coma del
escrito ya puedes ir buscándote a otro, ni se te ocurra algo así ¿me oyes?, mi
opinión se ha respetado siempre, no vayas a querer hacerte el listo, que te
conozco, la monarquía es la monarquía, y yo soy yo. Publica esto como lo he
escrito, sino, ya sabes… ¡Hasta ahí podíamos llegar hombre…!
Algunas
veces, en los asuntos de trabajo, las cosas se salen de madre, es lógico y
normal que pasen estas cosas. En cualquier medio de comunicación, tienen que
existir filtros, filtros que responden a determinados intereses, sean estos
políticos, o que enfoquen los asuntos de un modo más favorable, a determinados
segmentos del ambiente social. Lucas está un poco harto de todo esto, porque
últimamente también le vienen presionando en la universidad. El rector es un
tocapelotas de lo más rastrero que pueda haber, no tendría que ocupar este
cargo, pero… los padrinos que tiene son gente muy influyente, y el hombre sabe
hasta donde puede tirar del hilo, pero a Lucas, esto le jode mucho, condiciona
su modo de trabajar.
Mariví
después de pasar casi todo el día con el cliente que se interesa por la mansión
que está a la venta, y que ya se ha rebajado dos veces de precio, comienza a
perder la paciencia, si no hace un par de buenas operaciones buenas este mes,
se va a tener que dedicar a deshacer, de algunas cosas de valor, su marido no
sabe nada de todo este asunto. Desde hace poco más de un año y medio, ha venido
gastando dinero que no tenía, es dinero de garantía de reserva de casas por
determinado tiempo, que en algunos casos ya han vencido, y se tiene que
devolver a los depositarios. Ella lo ha gastado en un todo terreno de lujo,
cambio de todos los muebles de la casa, un par de relojes de lujo para sus
hijos, y unas joyas para ella. Ah, a su marido le ha regalado un alfiler de
corbata de oro blanco con diamantes.
Lucas
en cambio -será por tantas cosas que
lleva en la cabeza-, se ha olvidado de comprarle un regalo a su mujer, para su
aniversario de bodas. A pesar de estas pequeñas diferencias sentimentales, se
quieren, hay una interdependencia mutua, los dos a la par, están construyendo su
sueño, su castillo, ladrillo a ladrillo. Con esfuerzo, constancia, dejando que
el tiempo, corra a su favor. Es posible que no cuenten con un factor
importante, vital en la vida de los seres humanos, que el tiempo jamás corre a
favor nuestro, corre y ya está, marca con absoluta precisión el compás de
nuestras vidas, y si nos equivocamos… no se puede dar marcha atrás, el reloj
sigue marcando indefectiblemente los segundos, minutos, horas, días, semanas y
meses.
Cuanto
más se adentran en la laberíntica medida del tiempo, más tienen que perder, y
se pierde mucho por el camino. Támara es la primera víctima que se queda por el
camino, a sus diecisiete años, -todavía por cumplir dentro de dos meses-, va
llevándose sin que nadie se de cuenta de ello, ropa a casa de su amor, Soraya,
están perdidamente enamoradas de la hierba y del alcohol, esto las ha llevado a
creer, que están enamoradas mutuamente. En cuanto llegue el momento, Lucas y
Mariví no se habrán dado cuenta, que les sobra una habitación y un cuarto de
baño. Echarla de menos no será lo más importante, entre sus trabajos y en
consecuencia de sus ausencias de casa, no se habrán apercibido de ello, lo
llevarán bien, es lo que se espera de los jóvenes, que se independicen, que
sean ellos mismos, puede que hasta aplaudan la decisión de Támara.
El
sobre que en su día trajo el mensajero, todavía está debajo de la correspondencia
por abrir, algunas cartas se han abierto, las que corresponden con lo más
inmediato, trabajo, citas, reuniones…, pero el sobre que contiene los documentos
todavía sigue allí. Sole que es la que se cuida de la limpieza, entre otras
muchas cosas, llama la atención de Mariví, le dice que este sobre lo trajeron
hace bastantes días, va a nombre de su marido, Lucas Hurtado, por la noche, al
regreso de este a casa, llama la atención de su marido a este pliego de
documentos que todavía está por abrir.
¡Por
dios santo, ¿cómo es que me lo dais ahora?, madre mía…! ¿De que se trata Lucas? Míralo tú misma. Mariví pasa rápido la
primera página, solo contiene el nombre de la oficina de abogados que ha
remitido los documentos. La cara de Mariví se va contrayendo, ha medida que lee
lo que sigue, con estupor, lee y mira alternativamente a su marido. Son ocho
folios que definen de forma clara, con toda clase de argumentos jurídicos, que
la casa, ya no les pertenece, ha pasado el plazo de ciertas condiciones previas,
a las que tenían que haber contestado sin dilación, presentando un recurso de
apelación.
Que
es lo que ha pasado nadie lo sabe, comienzan las riñas y las recriminaciones,
esto lo tenías que haber sabido tú. La otra, son cosas tuyas, tú eres el cabeza
de familia, no podemos perder la casa, has de hacer lo que sea… ¿Y que se supone que tendría que hacer ahora?,
dímelo tú lista. Mariví ha encajado muy
mal este golpe, se mueve súper nerviosa por la casa, maldice y se insulta Esto me pasa, por dejar las cosas en manos
de los demás, en esta casa vive una pandilla de inútiles… No lo siente de verdad, sin embargo es lo
único que la consuela ahora, Lucas descuelga el teléfono y llama a un amigo que
es abogado, habla de algo con él, pero lo que si queda claro, es que le dice,
que se tienen que ver ahora, si o si. Sale a toda prisa de la casa, con un
archivo bajo el brazo, aparte de los documentos que llegaron hace ya, más de
diez días. Las ruedas del Mercedes, rechinan en el asfalto de la rampa del garaje. ¿Adonde va este loco ahora…? Me parece haber oído, que hablaba con un
abogado amigo suyo -dice Sole-.
Los
gemelos, en el jardín, ya casi de noche, se han dedicado a rapar al pobre Mida,
solo le han dejado el pelo de la parte baja de las patas, el rabo y las orejas,
en el centro de la cabeza, le han dejado una cresta que le han fijado con gomina. Ahora si que comienza a gustarme tete, se lo
teníamos que haber hecho antes, ahora si que no nos pueden obligar a sacarlo de
paseo, ¿quién pasearía a un perro así por la urbanización?
Al
margen de todo esto, nadie pregunta por Támara, ya se sabe que está bien, si
fuera de otro modo ya sabrían algo, por ejemplo si hubiese tenido un accidente
con el coche, no tiene carné de conducir, pero su padre le regaló un Opel, para
que pudiera ir y venir donde fuera, siempre que fuera una urgencia. ¡Si sus
padres supieran donde está ahora…! Va, da lo mismo, ya es mayor… sabe cuidar de
si misma. La policía las ha pillado a las dos, saliendo de casa de un camello,
con doscientos gramos de hierba, están en comisaría. Vale más que no me detengan, ustedes no
saben quién es mi padre. Encima chulería cuando les han puesto las esposas.
Después
de varias horas, en las cuales, Mariví se ha hartado de llamar a su marido por
teléfono, contestando este, que estaba apagado o fuera de cobertura, se ven de
nuevo las luces del coche entrar en la rampa del garaje, no lo ha entrado
dentro, quizás tenga que salir de nuevo.
No hay solución nena, Felipe me ha dejado claro que delante de la ley,
nos hemos declarado en rebeldía, tenemos los bienes confiscados ¿pero quién
coño ha dejado debajo de esta pila de correspondencia estos documentos? Sole calla, lo sabe todo pero no quiere
decir nada, no va a echarle las culpas a Támara a estas alturas. Lucas es para usted, es Támara. ¿Qué pasa hija como estás? ¿Qué…? no, pero
como se os a ocurrido… dios bendito, no faltaba más que esto ahora, madre del amor
hermoso, -se echa la mano a la cabeza y entorna los ojos-, cuelga que ahora irá
para halla Felipe, lo llamo ahora mismo.
¿Qué pasa ahora…? Pues que tú
hija está en comisaría, la han pillado con no sé cuantos gramos de droga, a
ella y a Soraya.
¡Si
mi madre viera todo esto se moriría de nuevo!
No te jode… ¿A qué viene lamentarse de ese modo ahora? Si te parece a nada, vamos, que me tendría
que poner a dar saltos de alegría ¿no?
Tienes razón, pero no hay que perder los estribos, hay que serenarse,
pensar y actuar con prudencia, lo de Támara ha sido una circunstancia
aparte. Pues ya me dirás que hacemos… De momento, según el consejo de Felipe,
seguir con nuestros quehaceres diarios, no podemos hacer nada al respecto,
hasta que él no vaya al juzgado mañana. Me ha dicho, que tratará de enterarse en
la fiscalía, mientras tanto, hay que esperar, no hay más.
Si
por lo menos pudieran vender la casa antes de que la embargasen, o las joyas, u
otras cosas que tienen, que han ido adquiriendo con el paso de los años, aparte
de los hijos. Pero eso ahora no se puede hacer, sería alzamiento de bienes, les
caería un puro encima de mucho cuidado. Por lo menos, Támara y Soraya ya han
salido libres con cargos, veremos haber, Felipe les llama y les da la noticia,
respiran algo más aliviados.
Y
así, de ese modo continua el modo de vida de la familia Hurtado, todos estos
líos han tenido repercusiones en sus respectivos trabajos, pero nada que no sea
solucionable. Pasado un tiempo, todo volverá a la tranquilidad, todos seguirán
con sus vidas, con sus azarosas vidas.
Sole
es la beneficiada de todos estos entuertos y desmanes, ha vuelto a su casa de
Farasdués, localidad de Ejea de los Caballeros, solo ha visitado a la familia
que allí le resta, cinco veces, en doce de servicio en casa de los Hurtado. ¿Pero como te vas a ir y dejarnos quince
días Sole, y nuestras vacaciones? Ese es
el argumento que siempre le exponía Mariví.
Sole no tenía derecho a vacaciones, aunque su contrato lo especificara.
Incluso al cambiar de casa, la familia Hurtado le explicó que ahora, la
necesitaban más que nunca, los niños…, ellos mismos, que tenían plena confianza
en todo cuanto manejaba. Miren ustedes
señores, ya tengo mis años, no quiero forzar más la máquina más haya de mis
fuerzas, ahora me toca el retiro, y vivir los pocos años de vida que me queden,
en paz y en compañía de mi familia, bueno, la poca que me queda. No me quejo de
cómo me han tratado, al contrario, pero tienen ustedes muchas ocupaciones,
tienen unos hijos hermosos, que necesitan de su cuidado.
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