jueves, 12 de junio de 2014


                                         SIMPLEMENTE RAZONABLE


Sí, fantástico, razonable eso es. Pero no es tan fácil, Una frase famosa de René Descartes lo explica de manera sencilla: “No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón; todo el mundo está convencido de tener suficiente” Para ti es razonable hacer o decir, lo que dices o haces. Para mí, tres cuartos de lo mismo. Ese es el anacronismo de la vida de las personas, y en ocasiones no es que demos la razón a alguien, se trata de que, en ese momento no queremos entablar discusión alguna. Es entonces, cuando nos negamos a entrar en esta dinámica obligada  -a veces se nos exige, a pesar del esfuerzo que represente, hablar del asunto-, y también entonces si no lo hacemos perdemos el derecho que la razón nos otorga.
A nadie le gusta discutir, discutir enfadado, llegando al enfado y a las posibles descalificaciones. Pero hay a quién si le gusta, que lo hace por chinchar o por maltratar sicológicamente al otro. Hay que huir de ahí, es un fuego que no se puede apagar y que nos puede consumir, si nos acercamos demasiado.
Conozco a alguien que siempre dice después de armar la de Cristo es dios…   ¡Va hombre si solo es una broma!, no lo has pillado.  Pues no, no lo he pillado, pero te puedes ir a la mierda un poco ¿sabes?, no te acerques más a mí.   Solo se trata con dos o tres igualitos que él, son una especie de clan de perversos, que se ríen de los demás. La ironía continua es lo que los mantiene vivos, entienden que ofenden a la mayoría con la que tratan, pero simplemente alegan que es su forma de ser y que no van a cambiar.
No son personas razonables, alguien razonable es aquel, que considera a los demás, que aprecia lo que dicen otros, y que procura aprender de cuanto escucha, en función de sus posibilidades. Vivir es difícil, y hacerlo de una manera digna, todavía más. Las ironías y los chistes, las bromas, son para determinados momentos, no deben formar parte de nuestra idiosincrasia. Nos afanamos por ser mejores, no quedarnos estancados en la edad de piedra, eso sería estúpido por nuestra parte, logramos muchas cosas buenas, unas mejor que otras, cometemos errores, unos mayores que otros, sin embargo, siempre hay que remar hacia adelante, en busca de algún puerto seguro a ser posible.
El conocido al que hacía referencia antes, es una persona sin espíritu de superación, piensa en cosas superficiales continuamente. Se escucha a sí mismo, este es el modo de desenmascararse el mismo, en estos pequeños grandes detalles te das cuenta si vale la pena tenerlo dentro de tu círculo de amistades. Digo esto, porque es posible que necesitemos de un amigo algún día, francamente, no me gustaría tener por amigo a alguien así. Si cambia, si se adapta a nuestro carácter, a nuestra manera de ver las cosas, sí.
Al fin y al cabo, cada cual elige a los amigos que quiere tener como tales. Entendiéndose por ello, a una persona que sería capaz de anteponer tus intereses, por encima de los suyos, sean los que sean, eso es ser un amigo. No alguien que es capaz de estrecharte la mano hasta el punto de no soltarla, no, también hay demasiados de esos. Un amigo  -sé que puede sonar algo fuerte-, es aquel que está dispuesto a dar su vida en cambio por la tuya, pero con un motivo adecuado, no porque sí, sino más bien por cariño y amor hacia uno.
Ese es el modo razonable de ver la amistad, es simple aunque pueda sonar discordante, anacrónico, fuera de lugar. A todo aquel que no es capaz de sufrir con uno de forma seria, llorando junto a tu lecho, riendo cuando la ocasión lo requiere, porque lo haces partícipe del amor que acabas de encontrar, o del hijo que te ha nacido, lo puedes dejar de lado sin ambigüedades, simplemente, no es una persona razonable.


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