lunes, 9 de junio de 2014

FENOMENAL.


                                                FENOMENAL


Cada vez que sale al campo de fútbol del barrio, normalmente los domingos por la mañana, el resto de la semana trabaja, se escucha un clamor popular de los que vamos a ver los partidos ¡Vamos fenómeno, que este partido lo ganas tú solo hoy…!  Si bueno ya se sabe que es fútbol de barrio, pero se juega en un campo de futbol de verdad, al final de la calle Margarit, en Pueblo Seco, mi barrio. En ocasiones he tenido pequeñas discusiones sobre el barrio en el que vivo,  ¡Vaya mierda de barrio tío…!  Y se han llevado una hostia, mira, que se metan conmigo no me importa, que me insulten lo soporto, hasta determinado límite, pero que se metan con mi barrio que es fenomenal, que es el mejor de toda Barcelona… eso sí que no lo soporto.
Será que he vivido mucho en la calle cuando era pequeño, que conozco a sus gentes, a todas las putas que viven allí, a los maricones, a los chuloputas, los negocios que están esparcidos por la pequeña geografía del barrio, y los trapicheos que se traen algunos al barrio. Ojo, aunque digo trapicheos con el consentimiento de los municipales, hay unos cuantos de ellos que comen gratis, follan gratis, y se colocan gratis, no te vayas a creer. Saben la gente que sube del moro con grifa, y se la incautan si no les pagan, ¿qué te creías?, en mi edificio vive un sargento que no hace otra cosa más que pasearse por el barrio, está casado con una mujer insignificante, en el pleno sentido de la expresión.
El tío sabe donde trabajan las estraperlistas, digo las, porque los, no le interesan. Solo va a por ellas, siempre tiene a unos cuantos y cuantas, comprados con amenazas, las busca, y cuando las encuentra, negocia con ellas y se las lleva a un piso franco y se las tragina allí. Entre los amigos que tiene en la municipal, es un fenómeno, no cambia de barrio, siempre lo ves con la porra colgando de la mano, sujeta con una cinta de cuero de la muñeca ¡el muy cabrón…!
Cualquiera se mete con él, ni con El Gravao, llamado así por la cara que tiene de marcas de la viruela, este es peor porque viene de fuera del barrio, el hijo puta ese no respeta ni a los niños, si te pilla jugando al balón, imitando a José Luis el lampista, delantero del Club de fútbol Pueblo Seco, te pide el balón, y te lo raja de arriba abajo de un navajazo, o nos quitaba el hierro que servía de eje para los patinetes de cojinetes, ¡con lo que costaba encontrar cojinetes y maderas buenas para hacer las plataformas!, el muy borde te pillaba el eje y se lo llevaba, luego lo tiraba en una alcantarilla y se acabó el juego, mal bicho… vigilaba de cara al verano, donde escondíamos la leña del fuego de San Juan, y cuando queríamos darnos cuenta, ya había enviado a una brigada del ayuntamiento para quitarnos la leña, menos mal que teníamos a un líder que era un fenómeno para esto, César, todos los chavales lo respetábamos mucho, le gustaba el barrio igual que a nosotros, o más. Un día se metió en un follón con unos gitanos que vivían en el pasaje donde estaba la casa de su madre que era viuda, se liaron a navajazos y se llevaron a cuatro, a Cesar que llevaba una herida en un brazo y a tres más, que estaban harto peor que él, uno se sujetaba las tripas cuando lo subieron a una ambulancia.
A los tres días ya estaba en casa, los gitanos marcharon del barrio, poca broma con Cesar, ya te lo digo yo, en cuanto llegó a su casa de nuevo, les hizo saber, que iban a salir un par ellos con los pies pa lante, si no se marchaban. Tardaron poco ¿sabes?, vinieron unos cuantos de Casa Antúnez y desaparecieron, después supe por el hermano menor de Cesar, Baltasar, que tres de ellos tenían bastantes cosas pendientes y que el Patriarca de la familia estaba recluido en Misiones, un edificio casi imperceptible en el bosque de Montjuich. ¿es, o no, mi barrio un barrio fenomenal, lleno de fenómenos?.
¿Y las putas…?, en Pueblo Seco viven un montón, y a las que restan, las vienen a buscar sus chulos para llevarlas a trabajar. Y no te creas que todas van al Barrio Chino, de eso nada, unas cuantas, van directamente a hoteles de lujo, a casas privadas donde las espera la gente que las contrata, hombres y mujeres, hay de todo. Y claro, algunas de ellas se quedan en el barrio, para atender la demanda de dueños de comercios, normal, la mujer y los hijos se quedan cuidando del negocio, mientras el marido va a hacer gestiones, a echar un polvo vamos.
Ahora del barrio no queda nada, quiero decir del espíritu de barrio que entonces se palpaba en cada tramo de calle, en algunos lugares, en cada casa. Las que yo frecuentaba de amigos del cole, un día en casa de un amigo con el que nadie quería tener amistad porque estaba gordo como un ciquitraque, estábamos en el comedor y llamaron a la puerta, dos picos y repicón, o sea su piso. La madre, Encarna fue a abrir la puerta y cerró la del comedor,  Niños no salgais de aquí que tengo que atender un asunto…  llegó un momento que me estaba meando a más no poder,  Nen voy al wáter que me meo. Paso por el recibidor, llego a la puerta del wáter, y se oían unos ruidos raros en la habitación de matrimonio, paré la oreja, y resultó que Encarna estaba atendiendo el asunto con mucho estilo por lo que se oía. Oriné y volví a salir al comedor, allí estaba Pablo, con la lengua fuera de la boca, tratando de seguir los trazos de caligrafía, que le habían puesto como deberes.  Nen te vas a quedar ciego como te arrimes tanto al cuaderno, el señor Bosco, siempre te dice que hay que escribir con la espalda erguida, te van a suspender como sigas escribiendo así. 
Mi barrio, ¡cuantas veces lo he soñado!, pero soñado de cuando yo era un chaval, no ahora que soy mayor. De vez en cuando, todavía me asalta la figurita de Montse, cuando nos toqueteábamos debajo de la escalera de su casa, ¡que tiempos aquellos…! No es que los heche de menos, es más bien como un hermoso recuerdo, un cuadro naif de lo que era aquel fantástico barrio donde me crié, Pueblo Seco, el millor barri del mon senser.


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