sábado, 14 de junio de 2014

LARGO Y ESTRECHO HA SIDO EL CAMINO.


                     LARGO Y ESTRECHO HA SIDO EL CAMINO


Dice mi amigo que ha tenido una vida fácil, cuanto me alegro. La mía sin embargo ha sido la que yo mismo he hecho a mi medida, siempre caminando por senderos difíciles, siempre curando las heridas que piedras y abrojos me han producido.
No soy el único, con el tiempo, con la razón en pleno uso, me he enterado que el camino no es fácil para nadie. Hizo falta que jugara a vivir, para darme cuenta de ello, no el crecer simplemente, desarrollarme, formarme en una palabra. Para armarte de pies a cabeza, hace falta tiempo, conocimiento y lo que es más importante, discernimiento. Saber siempre donde estás y para que estás ahí, que se exige de tu presencia, de tus cualidades, para minimizar los defectos que todos llevamos, ha menudo escondidos.
Si, cierto, para todos ha sido largo y estrecho el camino, las alegrías, llevan consigo  sufrimiento, y siempre hay momentos en que morimos, temporalmente, pero morimos un poco. Luego resucitamos, se apodera de nosotros una fuerza, que nos ayuda a caminar de nuevo por estos senderos estrechos, aunque sabemos que pronto nos lastimaremos de nuevo.
En este sentido, se nos puede comparar a árboles fuertes en mitad del bosque, por fuertes que sean estos, cuando llega el otoño pierden sus hojas, quedan vacíos de fuerza, en letargo, son seres sin conciencia ni conocimiento, pero aun así, la primavera los llama de nuevo, crecen sus ramas, echan flores y todo, viven una nueva vida, después de la muerte breve, de la estación del invierno.
Aun para ellos no es fácil sobrevivir, las nieves del invierno pueden quebrarlos, pero vuelven a vivir, gracias a las semillas que han dejado dispersas a su alrededor, a los animales que en su época, los han polinizado.
Nuestro camino es igual al de ellos, y caminamos, y seguimos caminando por ese estrecho camino, que mañana nos dará un disgusto, y pasado mañana una alegría, y al otro un infortunio, y al siguiente, la tranquilidad nos vuelve a poseer, un ciclo descarado, donde el tiempo, no pide paso a nada ni nadie, lo impone.
¡Y nosotros haciendo planes de futuro…! Pobres necios, si nuestro sino es seguir andando por donde incluso no queremos, porque no estamos solos, siempre tenemos a alguien agarrado a nuestra falda, incluso quieren llevarnos por otro camino, más ancho, más limpio, más cómodo.
Cedemos, y cuando lo hacemos, nos encontramos secuestrados por la voluntad de estos añadidos a la excursión del camino estrecho. No es tanto el problema que el camino sea estrecho, el caso es, que ese camino es largo, ha menudo más de lo que nuestras fuerzas nos pueden permitir andar. Nos llega la muerte, esa muerte momentánea del árbol, esa que nos deja varados cual barca que espera la pleamar.
Después del necesario descanso, volvemos al camino estrecho, pero nuevamente vamos solos por él, los demás se han extraviado, no han querido preservar fuerzas para la nueva andadura, no han sabido ver que el camino es largo. Desde la mitad del estrecho camino, se ve a tocar la cima de la montaña, pero no es más que un espejismo, la montaña queda muy lejos aun, puede que de la impresión de que está al alcance de la mano, pero es un espejismo, queda todavía mucho trecho por andar.
Nosotros, sin embargo, cogidos de la mano vamos avanzando, poco a poco, paso a paso, evitando en lo posible los peligros del bosque, aunque haya un sendero por el que caminar, también es el paso de animales que se esconden a nuestra vista, nos temen, pero si se les provoca atacan. Conscientes de esto, andamos con prudencia, con cautela, no sea que cualquier descuido, pueda terminar con nuestra azarosa excursión.
Dame la mano y no corras, caminemos sin temer las distancias, conscientes de que la constancia nos dará su fruto. Recuerda amor, el camino es estrecho y largo, muy largo.


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