viernes, 27 de junio de 2014

AQUÍ NO MANDA NADIE.


                                     AQUÍ NO MANDA NADIE


La televisión ha llegado por fin a este pueblo diminuto, insignificante. El reportero con aspecto cansado, baja de la camioneta y antes de poner un pie en el suelo mira a su alrededor. Han parado delante de una fuente que parece tener muchos años, de piedra roja, caliza, como la aun se utiliza para afilar cuchillos y otras herramientas de corte.
Tres hombres que parecen gemelos, con gorras y bastones iguales, sentados los tres en el mismo banco de madera, bajo la sombra de unos plátanos grandes, al comienzo de un pequeño bulevar, los observan.
Voy a preguntar por el alcalde, vosotros esperáis aquí, enseguida vuelvo. ¡Muy buenos días señores…!    Buenos días dicen los tres a trío, parece un saludo ensayado.   Soy de la televisión, aquí con mis compañeros  -señala con la mano la camioneta-, ¿me podrían indicar donde está el ayuntamiento?    Siga paseo arriba, lo encontrará de frente.   Gracias, que ustedes lo pasen bien.  Sube el paseo bajo la sombra de los árboles y a eso de cien metros llega a una fachada de color amarillo pálido, con doble puerta de cristal. Una mujer de edad indefinida, está maniobrando con un ordenador, a su lado, unas escaleras de piedra, indican que hay un piso superior. 
Hola buenos días, ¡que calor hace hoy…!    Buenos días, tiene razón si que hace calor, demasiado para esta época del año, ¿qué desea?    Pues mire, vengo enviado por la televisión  le enseña la identificación que lleva colgada al cuello, tenemos una entrevista con el alcalde.   Ah ya, me dijo que vendrían, suba por estas escaleras y verá un despacho al terminar la escalera, los está esperando.
Llama por el móvil a los dos compañeros que están esperando en el coche, les dice que vengan, un operador de cámara y un chico más joven con un micro de jirafa. Llegan al lugar en poco más de cinco minutos con todos los aparatos, el pueblo salvo unos pocos habitantes, sigue sumido en la solitud, parece estar deshabitado.    ¿Cuántos habitantes hay en este pueblo?  -pregunta a la secretaria-.    Pues están censados ciento ochenta señor.   Pues parece que no haya tantos, no se ve un alma por la calle.   Es que todavía es muy temprano para que la gente salga, dentro de una hora, verá usted como todo cambia.
Con el equipo al completo, suben las escaleras que llevan al despacho del alcalde.    ¿Se puede señor alcalde…?    Pasen, pasen  -abre la puerta, y se encuentra con un hombre tosco pero sonriente.    Bienvenidos a La Libera, siéntense por favor, bueno ustedes dirán, si le he de ser sincero, esto me azora un poco, servidor no está acostumbrado a estas cosas.   No se preocupe alcalde…    Llámeme Facundo, este es mi nombre.   Muy bien Facundo, haber, solo para sentar las bases de esta entrevista, lo que queremos hacer con este reportaje, es, en un momento determinado, de ahí que hayamos llegado tan pronto, pasar conexión con el plató de informativos ya sabe… desde allí le harán unas preguntas, que usted escuchará a través de este pinganillo que llevará colocado en el oído. Antes de eso, sin embargo, me gustaría saber como se maneja este ayuntamiento que ha hecho que tanta gente hable de él.    Lo cierto es, que no sé muy bien a qué se refiere.   Pues a como se llevan las cuentas, como ha conseguido usted que sea el único ayuntamiento que tenga superávit de dinero… en fin estas cosas.
Pues mire, en esto no le puedo ayudar demasiado, verá, lo cierto es que aquí no se pide a la gente contribución ninguna, quién quiere hacerse una casa por ejemplo, me llama, vamos a hablar con los vecinos que vayan a estar a lado y lado si es el caso, y entre todos, nos ponemos de acuerdo para ayudar en lo que haya que menester. De ese modo no tenemos parados, al contrario, los que trabajan en el campo y dejan de cosechar durante un tiempo, tienen otra fuente de ingresos del salario que reciben por colaborar, pero esto no le cuesta ni un duro al ayuntamiento.    Ah, interesante.    Es lo mismo que con el riego de los huertos que hay junto al río, son parcelas que se prestan a los que no tienen medios económicos, se les concede un trozo de tierra con el compromiso de que la trabajen, se canaliza agua del rio y así pueden regar gratis, no tienen que pagar por eso.
Así le va relatando otros muchos servicios que el municipio da a los habitantes del pueblo, como casas dignas para los que llegan de afuera, las arreglan voluntarios, con el fin de que la escuela no cierre, se les garantiza trabajo, por supuesto que no hay mucho donde poder elegir, pero en las más de las ocasiones no hace falta, por ejemplo comprar carne, si trabajan en granjas de animales, los propietarios les suministran lo necesario para la familia. También tenemos arreglos con algunos mayoristas de frutas y verduras, apartan una pequeña parte de lo que han de vender para darlo a los necesitados. Con la ropa es lo mismo, tenemos un pequeño local atendido por dos señoras mayores, que recogen lo que no les sirve a otros, allí se lava y se plancha, y luego, se da a los que menos tienen. Nos parece que es lo mejor que se puede hacer por ellos, y todos están contentos.   ¿Y como se llenan las arcas públicas?   Ya entiendo, usted quiere decir si tenemos impuestos.   Si, ¿eso como lo manejan?    Pues cada semana hacemos un pleno, es de ley hacerlo así claro. Allí se debaten temas como el de las basuras por ejemplo. Un hombre que ya no puede trabajar en el campo y su hijo, todas las tardes noche, recogen las bolsas de basura y las llevan a una planta de reciclaje, del compost resultante, la empresa nos da una parte. Como de cien kilos de basura orgánica, salen treinta de compost, este se vende a los agricultores de la zona, por supuesto que no gastan tanto, lo almacenamos y cuando tenemos excedentes, se carga en camiones para otras comunidades y se vende.
Llegada la hora, desde los estudios conectan con el equipo de reporteros, el presentador le hace determinadas preguntas al alcalde, que vuelve a repetir algunas de las cosas ya explicadas antes al reportero. Terminada la entrevista, el reportero lo felicita, y también a todos los ciudadanos de La Libera, después cargan todos los aparatos. A punto de partir, el reportero le pregunta al alcalde   Facundo… ¿qué puede pasar cuando cambie la alcaldía?    No lo sé, puede que vuelva a salir de nuevo como alcalde… ¿sabe?, me gusta mi pueblo, toda la gente que vive aquí en La Libera, no son ciudadanos míos, son mi familia. Me gustaría pensar, que el que me suceda, tenga el mismo corazón y el mismo pensamiento que tenemos todos aquí para seguir con esta paz y armonía que tenemos, y la amistad, que es lo máximo a lo que puede uno aspirar.


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