jueves, 12 de junio de 2014

NO ME HACE GRACIA LO ETERNO.


                              NO ME HACE GRACIA LO ETERNO


“Seré eternamente tuya”, no mola, que quieres que te diga. Y no lo digo porque piense que no sea verdad, que puede que si lo sea, pero eternamente es mucho tiempo oye. Creo que es un sinónimo de siempre, pero siempre de los siempres, hostia tú, no me digas que más que un vocablo que alaba las excelencias del matrimonio, o la pareja, llámese como se quiera, no es una condena.
En si mismo es muy bonito, si dos personas se quieren vale, pero es que en mitad de lo eterno, hay muchos guijarros que se meten en los zapatos en nuestra andadura por la vida. He, lo digo por motivos propios, no creas que lo digo sin motivo. Otra cosa bien diferente, es pretender hacer eterno un amor, por pretender que no quede, lo jodido es, que después de quemarte las cejas trabajándote este amor, viene alguien y te lo birla por detrás.
Que hay mucho bribón suelto, y muchas despendoladas, te lo digo yo. Que me puedo equivocar… claro está que sí, pero… me cago en la leche, que pocas veces ves por la calle a gente, que llevan treinta o más años juntos, sin haberse pegado alguna que otra puñalada por la espalda. Que si hombre, que si, que muchas veces si eres observador, ves cara de hastío en esas personas –no digo todas por supuesto-, pero en el fondo muchos que comenzaron enamorados un montón el uno del otro, ahora viven una vida de conformismo, vivo con este porque ¿adonde voy a ir?, este es su marido, y tiene nombre y todo, pero ella es consciente de que lleva unos buenos cuernos, bien llevados porque son discretos eso sí, pero cuernos al fin y al cabo. ¿Los llevará él?, al ser el procurador de estas dudas en la mente de su mujer, él marido parece obviarlo, ¡que los llevo yo también, pues vale, es la moda!, que si, que hay mucha gente que funciona así.
De modo que a mi no me vengan con el tema de la eternidad, bastante tiene uno con la hipoteca eterna, que la terminas de pagar cuando estás con un pie dentro de la caja de pino, no me jodas. Ni paraísos cuando me muera, ni vida eterna en el cielo cuando la espiche, que no, que no, que me dejen en paz con los tormentos de este mundo que son muy buenos oye. A veces he pensado, ya cuando era joven, que hacía catequesis los domingos por la tarde en el colegio, ¿Cómo deben vivir los santos?, bueno quién dice los santos, la gente merecedora de este privilegio como Franco, Hitler, Mussolini y demás, que eran buena gente que te cagas, deben de estar volando entre las nubes, jugando al subastado, al remigio, o cazando corzos invisibles en el cielo, a lo mejor ha subido al cielo la madre de Bambi, y estos mamones la están persiguiendo todos estos años, ¿Cómo se llevarán con San Pedro y los otros apóstoles?, quieras que no, uno se hace estas preguntas.
Un paraíso en la tierra, esto es lo que prometen otros, que dicen que dios nos ha dado la tierra por herencia, que nosotros no pintamos nada en el cielo, aquí que es donde se nos puso, vale, llega un tiempo en el que ya estás en el paraíso, que se conoce, que para esto, te lo tienes que currar un rato largo, haciendo yo que sé cuantas cosas bien y buenas. ¿Qué haces toda la puñetera eternidad entre jardines y animalitos?, sin envejecer, ¡con lo guapo que es hacerse viejecito, pierdas el pelo y te salgan canas!, que no oye, toda la eternidad con la misma mujer, toda la eternidad sin poder echar una ojeada a la vecina de al lado que está como un tren. No estamos hechos para esto, no me jodas, que te desenamoras de tu mujer… fuera, que ella se desenamora de ti… lo mismo.
Es que entonces, cuando estemos en el paraíso, los hijos no se revelarán, serán perfectos, venga ya, que sean imperfectos hombre, que sean lo que quieran, al fin y al cabo, los hijos no dejan de ser una preocupación eterna hasta que te mueres, cuando son pequeños porque están indefensos, y cuando son mayores, porque no aceptan que nadie les de ordenes. Que soy mayor papá, te dicen, bueno pero sois mi responsabilidad, les dices tú, hasta les das los argumentos necesarios para que lo entiendan. Ellos terminan por pasarse lo que les dices por el forro, y van a su bola, hablan con otros jóvenes, y les dicen que los queremos tener en un puño cerrado. Pues vete de casa, eso es lo que tienes que hacer, vente con nosotros a compartir piso, tócate los huevos y baila.
Bueno, pues eso, en el paraíso no pasará. Por si acaso, no los estimules a que sean de alguna religión que les meta estas cosas en la cabeza, porque después sufren cada desengaño del copón. Yo lo eterno ni tocarlo, ni quiero entenderlo, ni quiero pensarlo, aquí y ahora, eso sí. Porque mira, de todos los que se han ido supuestamente a estos paraísos, no ha vuelto nadie para dar razón de cómo se vive allí, ¿no es sospechoso?, pues si que lo es, por lo menos, esto serviría de forma práctica para hacer proselitismo fácil.
Eso sería lo mismo que estas degustaciones gratuitas que hacen en los estancos, caballero pruebe estos cigarrillos que son la leche oiga, tienen un sabor, un aroma… Oye guapa, y como me dices esto si sabes que el fumar mata, ¿o no?, si claro, ha entrado usted en un estanco, ¿Qué cree que se vende aquí, salud?, oye pues es verdad, tienes razón pero me quedo con el que fumo siempre. Nada es eterno, ni la vida, ni la salud, ni nada de nada, ni el amor fíjate, todo es como una neblina que se desvanece en el espacio infinito –joder que bien me ha quedado esto-.



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