jueves, 12 de junio de 2014

MÚSICA Y VIDA.


                                 MÚSICA Y VIDA


Cualquier época es buena para comparar la música con la vida, no ha habido músicas mejores ni peores, todas tienen su público, todas nos han embelesado de una forma u otra, conquistado y ayudado a conquistar.
La música es vida desde todos los ángulos, desde todas las perspectivas, sea cual sea el interprete o la lengua en la que canta, si nos entra por el oído, si en ese instante nos ha pillado en una pista de baile, o si la hemos escuchado en casa de un amigo, mirando de reojo a Alicia, y respondiendo esta con la mirada y una sonrisa, ya estamos listos, aquella música que la mayor parte de las veces no comprendemos por ser en inglés, la hacemos nuestra.
Lo digo por experiencia propia, imagino que a muchos les pasa lo mismo, y oye, aunque parezca mentira, después de tantos años, mira que la hemos escuchado veces  y todavía no sabemos lo que significa, pero ¡que más da si es la nuestra…! si es que este conjunto la cantaba para nosotros, por lo menos eso pensamos, y nos enorgullecemos por ello, todavía de vez en cuando, suena en la radio o en un C.D, esta música y atrapamos a nuestra esposa por la cintura, mientras está limpiando los cristales o haciendo cualquier otra cosa en casa, y nos ponemos a bailar  “Estás boig, deixem fer la feine de une vegada”, es catalana, no la hubiera podido escoger mejor, por lo menos eso creo yo, sigo enamoradísimo de ella después de casi treinta años de vida en común.
Ahora, nuestra hija Claudia ha heredado esa pasión por la música también, es lógico, los genes… aunque que quieres que te diga, nosotros escuchábamos música que se podía bailar, y era de todo tipo, no critico la que a ella le gusta, ni a sus amigos, que cuando su madre y servidor no estamos en casa, ponen a todo trapo el equipo de música, con discos de música “máquina”, al principio no entendía bien lo que quería decir, después de pronto pensé en Vángelis, un músico griego que compuso varias bandas sonoras para películas y que me encantaba, su música estaba en el filo de la indefinición, componía a base de sintetizadores e instrumentos acústicos, haciendo él solo toda la música, ¡que bonita banda sonora la de la película Carros de Fuego!, fue él el compositor.
Bueno, pues llegamos del Carrefour mi mujer y yo con toda la compra, y en cuanto aparcamos en el garaje, pensamos que la casa se venía abajo, que flipe, tachumtachumtachumñigoñigoñigo, bueno, indescriptible, subí como una bala arriba y los encuentro a cinco o seis, tranquilamente hablando y tomándose unos cubatas acompañados de unas pizzas que se habían pedido. ¡Claudia, para esto por dios…!, todavía recuerdo el grito que pegué, los tres que estaban de pie se quedaron acojonados contra la pared, mi hija y un prenda que vestía de cuero se quedaron hablando en el sofá, se conoce que no me habían oído “Oye ves para allí y para un momento el equipo por favor”, le dije a un chavalete de no más de dieciséis años. No podía creerlo, el silencio que se apoderó de la casa, aquello era el paraíso, yo creo que hasta la cristalería lo agradeció, seguro que se habían pasado un buen rato vibrando a punto de romperse al son de aquello. Bueno, la verdad es que lo digo mal, al sonido de aquella música, sí, música, es lo que me hizo comprender mi hija, por lo menos razonó conmigo  “Papá a vosotros os gustaban las baladas, el rock and roll, y esta clase de música, ahora el mundo se ha diversificado, muchos de los músicos que hacen este tipo de música, son herederos de aquellos que os gustaban a vosotros, se puede decir que fueron sus precursores, lo entiendes verdad?”
Claro que lo entendía, vaya que sí, lo que pasa, es que me negaba a aceptar que “de aquellas aguas vinieran estos lodos”, claro, es mi punto de vista, y los puntos de vista siempre son discutibles, no soy nadie para juzgar cual es la mejor música para escuchar. Otra cosa diferente, es, a lo que invita este tipo de música, los jóvenes hoy no se divierten como nosotros en nuestra juventud, quiero decir que, entonces, montábamos un pequeño guateque en casa de algún amigo –porque en mi casa no cabíamos ni nosotros-, y poníamos un giradiscos con altavoz, y vinilos de música de entonces, pero no acompañábamos la fiesta con pastillas, ni mierdas de esas, no salía nadie de la casa con un coma etílico camino del hospital.
Como mucho, cogíamos un pedal de tres pares de cojones, y solo de vez en cuando, nada más. Pero hoy, yo creo que esta música está hecha para que los jóvenes consuman substancias alucinógenas, y que les den subidones de lo que sea, ahora eso acompáñalo de esta música, y ya tienes el coctel perfecto para que alguien se muera. Mira que hay que ser imbécil oye; os cuento algo que vi hace ya algún tiempo en un pub de mi barrio. Salíamos mi mujer y yo del cine, pasamos delante del dicho pub de un amigo mío, estaba la persiana medio bajada, nunca cerraba demasiado tarde, porque le habían sancionado dos veces por los ruidos y esas cosas, entré a sacar tabaco, en el fondo del local, habían del orden de ocho o diez personas entre chicos y chicas, un chico estaba sentado en una silla en mitad del pasillo, debajo, un plástico, le tenían puesta una manguera en la boca de unos cuarenta centímetros, y jaleaban todos al que estaba echando cerveza dentro de un embudo en la punta de la manguera.
Mira, me quedé, petrificado, me volví a Arnaldo  “pero tío, ¿no te das cuenta de que a ese menda lo van a matar?”  “Que va hombre, estos vienen aquí cada semana un par de veces a rifarse a una chavala, quién bebe más se la tira”  “¿Cómo se la va a tirar si debe acabar con una cogorza mayúscula?”  “A eso… es cosa suya, lo que sé, es que se gastan un pastón en cerveza cada vez que vienen, se meten unos tripis y luego a correr, les digo… Venga se acabó la fiesta, pagan y se van” Salí de allí medio zombi, a medio camino tuve que volver, se me había olvidado comprar el tabaco pero ya estaba cerrado. En la entrada de una calle estrecha, estaban un par de críos vomitando la papilla, igual eran los de aquel grupo, ¡mira tú que divertido! Seguramente el día siguiente no contaba para ellos, entre una cosa y otra, se pasarían el día en cama, como enfermos crónicos, terminales ocasionales.
Que la música juega un papel esencial en la vida de las personas… seguro, lo mismo que para la mayoría de abuelos lo es el televisor y las telenovelas, para otros es la pintura, la escultura o cualquier otro tipo de artes plásticas, pues aun para otros, es la música, la viven con pasión, con desenfreno, son auténticos forofos de determinados ídolos musicales, invierten su tiempo y su dinero, en acompañar en la medida de lo posible, a sus cantantes predilectos. Oye pues que bien tú, yo eso lo veo bien oye, es un aliciente que tienen en la vida, una pasión, y ocasionalmente, puede hacerlos encontrar a la persona amada en estas circunstancias, igual que nos pasó a nosotros de jóvenes.
La música en definitiva, es vida, ayuda a hacer más soportable este mundo, establece amistades, arraiga recuerdos en el corazón de la gente, hace que lleguemos a amarnos más y mejor, nos eleva a los cielos en ocasiones, otras, nos transporta a mundos imaginarios, llena nuestro espíritu de fantasía, que más se puede pedir?



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