lunes, 30 de junio de 2014

ORO PURO


                                                      ORO PURO


Que hay más puro que el oro, que de más valioso. La tierra tiene en sus entrañas muchas cosas hermosas, piedras preciosas, corales rarísimos que también son muy valiosos, pero como el oro… no hay nada.
Recorre grandes caminos, hasta llegar a lugares, donde parece esconderse del calor y de los fríos. Hay que cavar la tierra, profundizar en sus entrañas para dar con ese don precioso, oro puro.
Así eres tú hermosa mía, así de reluciente y cara, brillo desenterrado para no volver jamás a tu antiguo entorno. Ahora estás aquí conmigo, yo te he adquirido y no te pienso soltar. No te apures no te vendo, eres demasiado preciosa para mí, como esas escasas perlas negras que en contadas ocasiones se encuentran.
Te amo dulce amor mío, antes solo te quería, ahora ya no es eso, sueño contigo despierto, a veces dicen la gente que voy bebido por la calle, no es cierto tu bien lo sabes, quisiera estar borracho de ti eso es cierto, me ven hablando solo, dando algún que otro traspiés, también aciertan en esto. Es todo por culpa tuya que me tienes hechizado, me llevas por donde quieres sin reparar en el daño.
¡Te extraño tanto amor!, te ansío tanto, que ya ni siquiera duermo, pensando que te voy a ver  mañana temprano. Tesoro amable, luz caprichosa y sutil, encanto de los ambiciosos traficantes de almas.
Sabedlo todos, es un aviso, que si alguien la molesta, le arrancaré el corazón y aun latiendo lo enterraré bajo tierra. Adviérteles tú también amor mío, desde aquí poco más que lo que hago puedo hacer.
A todos pues aconsejo… dejadle camino franco, que nadie merece pisar después, por donde ella pasa. Y os recomiendo algo por vuestro propio bien, no la miréis contra sol, sino queréis quedar ciegos, porque es tal la pureza de su dorada figura, que no podréis recobrar la vista jamás, iréis palpando por calles y plazas perdidos y solos, gritando ¡piedad…!
Jamás se me olvidará aquel día, en el que me ofreciste tus labios para poderlos besar, oh dioses, que favor me hicisteis entonces, cuando me la ofrecisteis sacándola del barro, junto al lecho de aquel rio.
Ahora de vez en cuando te veo, pero… ¡se me hace tan largo el camino…! que ha veces me cuesta esperar. Tengo este tu rincón en mi casa para cuando quieras venir, no te tardes por favor, te necesito tanto, que el sufrimiento se hace pesado, como una rueda de molino atada a mis espaldas.
Sí lo sé, soy demasiado insistente, hasta el hartazgo, lo sé. No puedo vivir sin ti, voy por la calle con la mano extendida como si llevara la tuya  cogida, ¡eres tan valiosa!, oro puro eres para mi dulce amor mío, te estoy esperando. Perdona a este pobre loco, por ti lo estoy, tesoro mío.



                                                               -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario