domingo, 22 de junio de 2014

PALABRAS DE AMOR


                                            PALABRAS DE AMOR


Camino entre la espesura de las nubes, no sé donde me llevan. Me gustaría que me acercaran a ese mundo mágico del amor, de los versados en el derroche de expresiones de amor, de gentes que saben amar, que necesitan querer y así, encontrar las palabras justas, para describir lo que se siente cuando se expresa este sentimiento.
Cualquiera puede presumir de Don Juan, de Cyrano de Bergerac, de Lord Biron, pero eso no es lo más importante para mí, quiero saber que se siente, cuando retumban en el corazón cada vez que dices que amas. No es fácil notar este escalofrío que sacude todo tú cuerpo, cada vez que sinceramente, salen de los labios de alguien estas expresiones, deben de ser impresionantes, apasionadas, pero sinceras.
¡Cuantos de los grandes poetas no han experimentado esta sensación!, y aun así, puede que hayan sido solo, palabras. Palabras de amor hay infinidad, expresiones que dejen atónita a una persona, muchas más, pero en cambio, solo una mirada o una sonrisa de complicidad, puede romper todos los moldes establecidos, para cautivar a esta persona pretendida.
Confucio dejó dicho que ha menudo nos fijamos en la luz que nos da el candelero, esperamos la iluminación de un espacio oscuro, en cambio, pocos nos fijamos en el pie que sustenta esta luz, en el candelero. De las palabras de amor nadie vive, solo sobrevive, en cambio un abrazo sincero, el beso sagrado de la persona amada en una mejilla, conquista, te remonta hasta llegar a poder tocar el cielo con la mano.
Las palabras de amor no valen nada en si mismas, si no van acompañadas de actos, detalles amorosos, que salen de un corazón amante. Lástima que cada vez menos, se encuentren oídos para este razonamiento, “eres un frívolo” me dicen a veces, “vives en otro mundo”, y puede que tenga razón el que piense así. Sin embargo, es hermoso poder disfrutar del vocabulario galante que te acerca a quién amas. Ser galante, sentir lo que sientes, decora la vida de quién sabe compatibilizar, las palabras con los hechos. ¡Que hermosa emoción da a la vida este modo de ver el cariño sentido! cariño profundamente arraigado en el tuétano de nuestros huesos, no lo cambio por nada.
La cuestión es sin embargo, si lo estoy haciendo bien, ¡me gustaría tanto perfeccionar la técnica del amor…! Sí, mediante las palabras y la acción, imprescindibles para mantener cerca a mi amada.
Hace ya muchos años atrás, mi padre me contaba que estuvo a punto de emigrar a Alemania para ganarse la vida como tornero, era maestro de taller, un gran mecánico. Circunstancias que solamente mis padres sabían, hicieron que declinara la oferta de trabajo que le llegó aprobada. En cambio, un íntimo amigo suyo, no tuvo más opción que emigrar. Me decía un día, saliendo juntos del trabajo, que este amigo suyo, había estado fuera tres años sin poder volver a casa.   Pues bien  -me contaba-, fíjate si mantenía una relación estrecha aun separándolos miles de kilómetros, que cuando volvió con el tren para unas cortas vacaciones, tuvimos que dejarlos solos en la estación de Francia, se cogieron el uno a la otra de forma tal, que no había forma de que nos prestara atención, y no creas, fuimos diez o doce amigos con nuestras mujeres, los que la acompañamos para recibirlo, tanto se querían. Al siguiente día, fuimos a hacer una paella al campo, se miraban como dos recién casados, no se separaron ni un solo instante. Luego, él me contó, que no dejó de escribirle ni un solo día, no para hablarle de su trabajo, un trabajo durísimo en una mina de carbón, le escribía poesías que siempre hacían alusión al amor que sentía por ella. Que pasó muchas noches en vela, pensando en como estaría en España, que no se preocupara por él, porque todo lo que hacía, hasta el aire viciado que aspiraba en la mina, le olía al perfume que solía ponerse ella.
¡Que extraño fenómeno puede llegar a hacer eso!, el amor sin duda alguna, la divina cualidad del amor, que llevamos instalados dentro de nuestro ser, desde que nacemos hasta que morimos. Una sola palabra de amor, dicha con sinceridad, sentida hasta el punto de quedar enmarcada en nuestra alma, tiene mucho poder, con la condición que sea de esta manera, de otro modo es como lanzar un grito desesperado en mitad del desierto.


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