jueves, 12 de junio de 2014

NO SEAS TAN PESADA...


                                             NO SEAS TAN PESADA…


¡De verdad oye…, que manera de joder la marrana!, la llevo pegada a mis pantalones todo el puñetero día, es que… hay que ver. Me acuesto… ella conmigo, sea la hora que sea, esté con quién esté y como esté. Que me levanto a mear por la noche… ella que se levanta conmigo y luego conmigo se vuelve a acostar, Cojo el coche para ir al curro… ahí que me la encuentro, en el asiento del copiloto. Hostias oye, así no se puede vivir tú… bueno de poder vivir si se puede, pero jode tener que llevar siempre a alguien vayas donde vayas.
Y el caso, es que no es nada discreta, encima, dentro de la cabeza la llevo metida, su voz siempre diciendo…  No aceleres por aquí que hay radares, no te arrimes tanto al filo de la carretera que no hay pretil, no bebas tanta cerveza que hay controles de alcoholemia, ¡joder!, y lo bueno es, que a base de insistir, creo que estoy haciendo al final lo que me dice que haga.
Una de dos, o soy un gilipollas redomado, o soy un fantasma de los de pedigrí. Ha llegado la primavera, he pillado un catarro de los que hacen historia, en mi puñetera vida había tenido uno así. El médico me ha recetado unas vitaminas y un anticatarral, no vaya a ser que ella, que siempre está a la que salta, me diga algo inconveniente. Nos acercamos a la farmacia   Que tal, ¿que te pongo?   Iba a contestarle… una de bravas y una caña, pero en la farmacia hay que ser serios.   ¿Me das estos medicamentos?   Pago y nos vamos con ellos de vuelta a casa con la bolsita de plástico y las dos cajas de chuches. Abro una para comenzar con las tomas y a mi lado…  ¿Has leído las contraindicaciones?, has de leerlas, venga… leo las indicaciones.
No salgas al balcón sin taparte la boca, puede que lo que tengas sea además alergia, me cago en la leche, ¡vete a la mierda…! Deja a los enfermos en paz con su sufrimiento de una puñetera vez. De momento se calla, pero solo un instante, en cuanto le doy la espalda, vuelve a la carga.  No deberías estar tanto tiempo expuesto a la corriente de aire, puede ser fatal mientras te medicas.
¿Cómo te deshaces de alguien así, dime? ¿La matas?, no hombre tampoco es para tanto, es pesada pero no hasta este punto de desear matarla. Entre otras cosas, porque no puedes. Esta compañera, no es de las que se dejarían, el porqué te lo resumo en tres palabras, es la muerte.
Sí como lo oyes, mi compañera, esta tan pesada, tan absolutamente insufrible, la llevo dentro del coco, no es una persona física, ocupa su espacio esto está claro, pero lo ocupa dentro de la mente, y a veces… por mucho que te duela reconocerlo, puede llegar a hacer que te vuelvas medio loco, o loco del todo, ¡vaya que si!.



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