REGALOS
Soy
muy anárquico con los regalos, lo reconozco, y entiendo que podría ser de otra manera,
parece que quiera negar el significado de un regalo. Por lo menos es lo que
pueden pensar algunos respecto a ellos, cuando se acerca algún acontecimiento
importante durante el año.
A mi
favor he de decir, que para mi modo de entender un regalo es algo espontaneo, sin
ninguna marca en un calendario, bastante hace ya, con decirnos cada día lo que
debemos o no hacer, no.
Un
regalo, debería ser improvisado, creo que es más satisfactorio, sobre todo para
quién lo recibe, por no esperarlo.
-Desde
luego… mira que tú ahora venirme con esto… ¡Si sabes que lo quería para mi cumpleaños!
-Bueno…
pues para tu cumpleaños ya te regalaré otra cosa, que quieres que te diga… lo
llevaba metido en la cabeza desde hace tiempo, se me a presentado la
oportunidad y eso es todo, aquí lo tienes que lo disfrutes.
-Entonces…
¿me regalarás el reloj que vimos juntos hace tiempo para el cumpleaños?
-No
sé que te regalaré, un regalo no puede tener condicionantes, un regalo es un
regalo, algo que sorprende, que se improvisa.
La
mujer no lo ve de la misma forma, es de otra manera, quizás se deba a las
compañías con las que va, son gente muy formal esta. De estas familias que
tienen organizado hasta el color de la pintura de la casa, con un año de
anticipación.
Un
amigo, que tiene, le dice un día, que harto de que la mujer se le pusiera medio
loca, por recibir un regalo que no le gustaba, decidió una vez, entrar en una
farmacia y comprar una caja de Almax Forte para regalarle.
-¿Y
que te dijo cuando se lo entregaste?
-Lo
llevé a una papelería para que me lo envolvieran y todo, con papel chulo de
regalo. Lo llevé a casa con toda la ilusión del mundo, y me lo tiró a la
cabeza.
-¡Hombre
es que tú también… te pasaste un poco no!
-¿Porqué,
sabes cuantos meses se pasa con dolor de estómago por malas digestiones? Fue un
acierto, creo yo vamos. Siempre se le olvidaba comprar Almax pendiente de otras
cosas, no necesitamos gran cosa de la farmacia gracias a dios, pero esto si que
le hacía falta y nunca lo compraba.
-A
mí, si me permites opinar, tampoco lo veo un regalo.
-Allá
cada cual, a mi si que me lo pareció. Desde entonces, no me ha pedido jamás un
regalo.
-Ya,
claro, es comprensible. A lo mejor lo hiciste con esa intención digo yo.
-No,
no, que va, lo hice de corazón ¿tú sabes las tardes que me daba con la acidez
de estómago?, porque no la conoces, sino… Hace ya tiempo, en mitad de la
primavera, fui al campo, toda una tarde me pasé para hacerle un ramo que daba
gusto oye, ¡que bonito! en el garaje de casa, cogí papel transparente que
previamente había comprado y lo preparé a base de bien, parecía de floristería.
-¿Qué
clase de flores son estas, donde lo has comprado?
-He
ido yo a recogerlo para ti cariño, un regalo. Al día siguiente, se estaban
pasando todas las flores, las había puesto a pleno sol en un jarrón sin agua. ¿Qué
quieres que haga dime?
-Te
entiendo perfectamente, a lo mejor piensa que eres un tacaño y no le quieres
comprar nada que ella quiera.
-¡Al
contrario amigo mío!, no te podría enumerar la de cosas que le he comprado,
pues nada, ni por esas. Por eso fue lo del Almax, ya verás como nunca más me
pide nada.
Y es
verdad que los regalos, si quién los recibe no tiene buena actitud… ni un yate
de tres pisos se hace gracia. O puede que sí pero te pueden puntualizar que se
lo hubieras podido regalar para el día de su santo.
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