QUIERO
SER CUALQUIERA
No
todo el mundo puede decir lo mismo. Yo si, soy cualquiera, ser cualquiera puede
que sea ser siempre el protagonista, la voz, el mensajero, el hombre. Otras,
que son las más frecuentes, ser cualquiera es pasar desapercibido para casi
todo el mundo, incluso para los que te conocen.
¿Cuantos
de los amigos más apreciados, nos conocen a fondo? Es muy probable que pocos, y
hasta en algunos casos, ninguno, siempre tenemos secretos, que estorban la
visión completa, de las personas con las que tratamos. A mí, no me gusta que me
vayan interrogando porque no me conocen lo suficiente, procuro que los demás,
tengan la suficiente información mía, para que después de conocerla, pasen de
largo. ¡Va uno más…!
Eso
no significa, que uno vaya dando pistas falsas de la clase de persona que es o
ha sido, eso no vale, es hacer trampas con uno mismo, y siempre resulta, que
hacer trampas, interprétese decir mentiras sobre uno mismo, hace que se
desvalorice como ser humano. No digo esto porque sea el más audaz, o el que más
piensa, o que tiene mayor experiencia, no, solo expreso aquello que me ha
tocado vivir, a mis tantos años, he podido constatar que la vida de una persona,
es simplemente un ensayo.
Esto,
llevado a otro nivel, es lo que hacen los médicos que me llevan para tratar de
curarme, no, mal dicho, para tratar de que no avance la enfermedad que me
atosiga. Ensayan, no pueden hacer más que eso, ensayar, ¡somos muy complejos
los humanos!, alguien algún día podrá ver colgado este escrito en mi blog de
Google, que alguien trate de explicarles, que doy todo cuanto tengo en mi
cabeza, para tratar de esbozar con más o menos éxito lo que pienso, y eso
estando tocado de la azotea –como se dice coloquialmente-.
Los
que me conocen, y saben como me expreso, dicen que ni hablar, que estoy más
sano que un ajo. Esa es en si, una poderosa razón que tienen para decir, que bien,
que puedo pretender ser cualquiera, pero que no a cualquiera se le ocurren
estas cosas, ni plasmarlas de forma tan lógica. No voy a entrar en razones con
ellos, sobre los años que he pasado estudiando historia, filosofía, poesía,
existencialismo y humanismo. Una buena parte de estos, no saben lo que es eso.
Pero
en esta cabeza enferma, hay grandes momentos de lucidez, ¡como me complace tenerlos!,
otras, no sabría hacer la O con un canuto, ¿quién me creería? Acelero y me paro,
de pronto retrocedo y no recuerdo que acaba de pasar, ni quién ha estado en mi
casa de visita. No juro que esto me pasa a diario, jurar quizás daría la razón
a los que piensan lo contrario, pero es lo cierto, es más, el médico que me
lleva actualmente, me cree, dice que es más que posible.
Lo
comparo con un ciego que, perdiendo la vista, agudiza otros sentidos innatos en
el hombre. Lo malo es sin embargo, que ha menudo me distraigo sin razón
aparente, y cuando he terminado un capítulo de un libro que me entusiasma, y al
día siguiente lo cojo de nuevo para seguir, ya se me ha olvidado y debo
comenzar de nuevo el capítulo anterior. Que me crean o no depende de mí, eso es
asunto de los demás, sacan sus propias conclusiones, deducen por experiencias vividas
juntos, y determinan por lo tanto, que soy un cuentista.
Me
gustaría mucho poder explicarles, el como y el porqué de estas reacciones mías,
pero es inútil, no las comprenden, ese es el principal motivo por el que quiero
ser cualquiera. Sea sano o enfermo, pero que pueda confundirme entre la gente,
no llamar la atención de nadie, decir… ¡Que miráis, no existo, iros a hacer
puñetas, pasar de mí!
Ni a
esto tengo derecho, solo tengo derecho a no ser comprendido, aceptado, ni mi
mujer, ahora ex, puede decidir, porque se ha dejado convencer por lo que más le
importa, su familia.
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