domingo, 8 de junio de 2014

EL AMOR NO ES UNA CIENCIA EXACTA.


                                EL AMOR NO ES UNA CIENCIA EXACTA.

Se pone en marcha cuando le das cuerda, es un reloj antiguo de mesa, de esos que tocan la campanilla para despertarte por la mañana. Todavía me asusta, a veces, cuando me acuesto tarde y me recuerda por la mañana que debo levantarme, tiene dos campanillas una a cada lado de la carcasa esmaltada de rojo burdeos. Es tan antiguo, que lo he tenido que desmontar varias veces para reajustar las agujas que marcan las horas, en ocasiones se descuelgan, la del minutero especialmente.
Con el paso de los años ha perdido el lustre que tenía cuando era nuevo, mi abuelo siempre decía que si no querías que te despertase, solo tenías que dejar hacia arriba, la pequeña palanca que tiene detrás, que se deslizaba por una ranura semicircular. Lo cierto es que va de perlas, con los años que tiene y todavía marca de forma poderosa cada segundo que pasa, clic-clac-clic-clac, es un sonido fuerte nada que ver con los actuales relojes digitales modernos, estos te despiertan con un sinfín de músicas, que puedes elegir a la carta, con el sonido más o menos fuerte, puede ser una emisora de radio o determinado sonido, como los móviles que puedes elegir entre un montón de diferentes músicas y sonidos.
Algo atrasa, eso sí, cada tres o cuatro días tengo que ponerlo en hora, lo vuelvo, y toco la pequeña rueda grafilada que sirve para mover las manecillas, lo compruebo con mi reloj de pulsera y listos.
Se me ha ocurrido poner de ejemplo el reloj, para ilustrar lo que pasa con el amor. También se hace viejo, por mucho que veamos a parejas, que hace cincuenta años que están casados, paseando o saliendo a comprar juntos cogidos de la mano. Yo el primero me digo… ¡que bonito! los dos con su bastón o no, depende del trato que les ha dado el tiempo, a veces en absoluto silencio, porque con solo una mirada tienen suficiente para expresarse, si algo les gusta o disgusta cuando van a comprar, una mueca les basta para saber que no es oportuno adquirirlo, a veces ni eso, solo cabe que uno de ellos le apreté la mano al otro, para pasar de largo, aunque en otra ocasión, cuando uno de ellos salga solo, lo compre.
Esta precisión está moderada por las costumbres de la vida, llevan tantos años juntos… que ya no es el poder del amor lo que les une, es el “¡Que voy a hacer a mi edad, adonde voy a ir!” Es el tributo que hay que pagar, por haber estado enamorados años atrás, el tener hijos fruto del amor inicial, el que estos lleguen a tener los suyos, y en consecuencia, les den a sus padres nietos. Confucio decía que todo el mundo aprecia la luz del candil, pero pocos el pie que lo sostiene. Ese gran maestro era la hostia, sus frases y sus libros, son fruto del conocimiento y del discernimiento, de la profunda reflexión contratada con la propia vida de la gente, con su propia vida. Pues bien, a los humanos nos pasa lo mismo, somos animales de costumbres, a veces de malas costumbres, y eso es lo que lleva, a que confundamos el amor con la obligación de estar junto a alguien por años.
Un amigo que es un mujeriego empedernido, dice que no quiere enamorarse nunca, que así las cosas le van bien, conoce a una mujer, salen juntos durante determinadas horas o días, se invitan a comer o cenar y luego adiós. Dice ser una persona que no sirve para casarse, no lo soportaría, creo que se equivoca, podría darse el caso, que la persona a la que conociera lo hiciera feliz, que no tuviera la necesidad de ir por ahí llamando otras puertas, pero ante la duda –dice- mejor así, sin compromisos. Tiene como referente a sus dos hermanos mayores, como no podría ser de otra forma lo invitan a sus casas, claro, ha vivido escenas lamentables que lo han asustado, peleas, amenazas mutuas por parte de cada uno de los miembros de la pareja, y él, ahí, en medio, tratando de jugar con los niños, para que no tengan ningún trauma en el futuro. Me cuenta, que luego, las reconciliaciones son la leche, se quieren todavía más que antes, y me apunta “Mentira nene, lo único que sacan de todo esto, es un buen polvo esa noche” Y así, a trancas y barrancas, van tirando del carro de la vida.
Es como darle la vuelta al reloj y ajustar el minutero para que vuelva a funcionar a la hora exacta, pero dentro de dos o tres días habrá que reajustarlo de nuevo. Es así, ni más ni menos. De manera que el amor no es una ciencia exacta, no se rige por determinadas combinaciones matemáticas, tampoco responde del modo que lo hace el universo, todo él conjuntado, dando los planetas sus órbitas y movimientos de rotación y traslación, que nadie se engañe con eso. Sí, es muy bonito estar a la luz de la luna contemplando las estrellas, hasta en ocasiones, como hace este amigo mío, le da nombre a determinada estrella, y le dice a la chica que acaba de conocer “Esta estrella es la tuya, llevará a partir de ahora tu nombre” Se lo monta bien ¿no? Y claro, en aquel momento, sea quién sea su partenaire, se deshace como un helado a pleno sol de Agosto.
Rafa en esto es genial, sabe del tema, conoce los entresijos de la conquista, en ocasiones, también han caído casadas, cansadas de rutinas hogareñas, nadie antes les había dicho algo así, y mira que cuesta poco… pero una de tres, o se dice con un corazón rebosante de auténtico amor, o se dice con el único propósito de ligar, o no se dice, y es entonces cuando el reloj aparte de dar la hora, no despierta a nadie, la palanca está subida, las campanas no suenan. Para estar enamorado de forma continuada, hay que echar raíces en esta tierra que mutuamente se ha elegido, aunque eso signifique que de vez en cuando, se deba desmontar el reloj y apedazarlo de una u otra forma, estos relojes que ya han pasado a la historia, tenían sus inconvenientes cierto, pero eran maquinas fiables, sin pilas ni números digitales, ni cosas parecidas, además tenían la ventaja de que los podías reparar tú mismo, en la mayoría de los casos. El mío, lo desmonté una vez, porque se conoce, que un engranaje estaba fuera de sitio, pues oye, lo arreglé, resulta que el eje del engranaje estaba desencajado de sitio, y no te lo pierdas, cuando lo volví a montar, me sobraron dos tornillos después de cerrar la carcasa y ¡funcionaba igual oye! manda huevos.
Con buena voluntad se puede reparar todo, pero eso sí, hay que ponerse al tema, no dejarlo para mañana, ya se sabe “Lo que puedas hacer hoy…” Las parejas no funcionamos por matemática, funcionamos por sentimientos, por emociones, cuando estas se depauperan… estamos listos. Casado dos veces, ese soy yo, divorciado la primera vez y separado la segunda, ¡vaya éxito! Me da la impresión de que cada vez que me comprometo con alguien y quiero que la cosa siga adelante, siempre salen inconvenientes que joden el tema, no tengo suerte, se conoce que debo haber pisado una mierda como un piano, y no me puedo sacar el olor de las suelas.
Pero ahí ando, con el reloj de mi abuelo, ese nunca falla, da la tabarra a veces, he tenido que pegar la pantalla que marca las horas que es de papel, un par de veces, pero anda, y anda muy bien, dentro de lo razonable está claro.

                                                                    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario